Estoy aquí una vez más, querido lector. En la misma calle a la misma hora. Estoy esperando a que mi presa venga a mí.
Todo nos ha llevado a este momento: el momento de su muerte.
***
Alex caminaba un tanto incómodo por la calle de la escuela, gracias a la ropa que su hermano le había escogido para no hacer el ridículo en la primera salida en grupo que tenía. Llegó a la hora acordada a la calle al lado de la escuela y se sentó en la banqueta a esperar a los demás. El primero en hacerlo fue Sebastián, que se sentó a su lado cómodamente.
- ¿Qué tal el fin de semana? - le preguntó Sebastián de forma amable
- No lo sé, creo que demasiado agitado - le confesó él - todos en mi casa se pusieron como locos cuando les dije que saldría el domingo.
Sebastián se rio del comentario.
- Si, bueno, también es la primera salida en grupo que tengo. Mi mamá también se alegró mucho de escucharlo.
Ambos se miraron con complicidad, sintiéndose comprendidos.
- Supongo que entonces fue una buena idea - prosiguió Sebastián - además, tenemos tiempo para conocernos todos, y conocer al amigo de Diana - Alex puso una cara un tanto melancólica, y Sebastián agregó de inmediato - pero bueno, yo desde luego estoy de tu lado, así que no te rindas - terminó con una risa.
- Gracias - contestó Alex. Siguieron hablando cómodamente, lo que lo sorprendió; incluso llegaron a decirse que tenían que ser amigos porque eran los únicos chicos del grupo, hasta que llegó Elena, y en seguida Flor y Camille. Pasaron unos cinco minutos cuando llegó el amigo de Diana, que saludó a todos con incomodidad, la que incrementó cuando Flor y Camille le pusieron demasiada atención para molestar a Alex. El dejó de hablar para analizarlo, encontrando que era un chico un tanto tímido, pero al parecer muy inteligente, calmado y amable, lo que lo hacía contrastar mucho con él, un tipo amargado.
Diana, la que organizó todo, llegó veinte minutos después y les pidió perdón diciendo que se quedó dormida, lo que de verdad todos creyeron. Presentó a su amigo, aunque resultó tonto porque ya habían estado hablando, y por fin todos se pusieron en camino.
Al llegar al parque de diversiones la mayoría estaban emocionados, pero a Alex le temblaban levemente las manos al ver las atracciones, y al entrar al parque la respiración se le empezó a agitar. Vio como Sam caminaba al lado de Diana, platicando y riendo, lo que lo irritó. Todo el grupo parecía haberse puesto de acuerdo implícitamente para dejarlo solo. Camille y Flor caminaban juntas detrás de Sam y Diana, y Sebastián y Elena cerraban el grupo, tratando de incluir a Alex sin éxito. Esta perspectiva lo hizo tomar fuerzas y caminar hasta el frente, e interrumpió la conversación entre Diana y Sam.
- Sam, ¿te gustan los parques de diversiones? - le preguntó poniéndose en medio de ellos. A Sam lo sorprendió, pero no dejó que lo molestara. Diana ni siquiera entendía lo que pasaba, y estaba disfrutando de la vista.
- No sabría decirte. La he pasado muy mal y muy bien las veces que he venido. Supongo que depende más con quien venga - y dicho esto miró a Diana, lo cual no pasó desapercibido.
- Entonces, ¿te has subido a todos los juegos?
- No a todos, solo a los que he visto que están más tranquilos.
Esto despertó una idea en Alex, una idea demasiado osada para él mismo
- Bueno, entonces hagamos lo posible para que no te aburras. Vamos a subirnos a todos los que no has podido entrar, ¿qué te parece? - le preguntó con una sonrisa maliciosa. Sam en seguida se asustó un poco, pero no podía rechazar la propuesta directamente. Miró a Diana en busca de ayuda, pero ella no se dio por enterada de nada, más bien le encantó la idea.
- ¡Tienes toda la razón Alex, tenemos que hacer que se diviertan todos! - gritó emocionada- entonces vamos a subirnos a ese - dijo señalando a una torre de caída libre. Alex en seguida se arrepintió de lo que había dicho, porque sin darse cuenta terminó arriba de ese juego, y después a una especie de péndulo, una montaña rusa y unas sillas voladoras. Llegó un punto en que Sam y él se dijeron con miradas que entendían su dolor y a sentir pena por el otro, pero Diana no los dejó descansar hasta que Sam se desmayó, y hasta que Alex vomitó.
Flor y Camille acompañaron a la enfermería a Sam, y Diana se quedó esperando a que Alex terminara de sacar todo el contenido de su estómago en un bote de basura.
- Si querían juegos más calmados me hubieran dicho... también si no querían subirse pudieron haber dicho que no - decía Diana mientras Alex seguía con sus arcadas, agarrándose muy fuerte del bote - además, creo que les dije que no desayunaran mucho, y mira, por no hacerme caso ahora estás así - acto seguido empezó a acariciarle la espalda en señal de apoyo - en fin, prometo que ya no vamos a subirnos a nada de eso, así que no te enfermes, ¿sí? No quiero que tus papás no te dejen volver a salir con nosotros por esto - Alex contestó con otra arcada. Diana entonces comenzó a reírse - no sabes la cara de muertos que tenían antes, fue tan divertido que me molesta no haberlos grabado.
Un tipo grandulón quiso salir por el pasillo por donde estaban los dos, y como Diana estaba moviéndose mientras se reía a carcajadas, no lo dejaba pasar. Al querer salir la empujó hacia el bote de basura.
- No estorbes, tonta - murmuró. Diana dejó de reírse y se quedó helada. Esto inmediatamente molestó a Alex, lo que lo hizo pararse del bote.
- ¡Se dice permiso, idiota! - le gritó, limpiándose la boca. El tipo en seguida se volteó, enojado.
- ¿Qué dijiste?
- Que se dice permiso, cavernícola
El tipo no tardó más que unos segundos en acercarse de nuevo y tomarlo de la playera, pero Alex no se asustó ni un poco y le mantuvo la mirada. Diana en seguida gritó por ayuda, pero nadie se acercó.
- Voy a destrozarte esa cara, imbécil - le dijo el cavernícola a Alex
- Me importa un bledo - le contestó él - sólo discúlpate con mi amiga.
- ¡Alex, basta! Vámonos, por favor.
- No mi iré sin que antes te pida una disculpa - le dijo él. Ahora el tipo lo levantó prácticamente del suelo tomándolo de la playera con ambas manos. Diana gritó, pero en seguida el tipo lo soltó.
Alex le había vomitado en la cara.
Ambos salieron corriendo, y cuando se sintieron seguros se tiraron al suelo, atacados de la risa.
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Invisible
Mystery / ThrillerJuguemos un rato, querido lector; tus decisiones afectarán el curso de la historia. ¿Estás listo para enfrentar las consecuencias?