Tengo un sueño, un sueño bastante extraño pero recurrente. Hoy no es la excepción. Estoy sola en un espacio vacío y oscuro. El silencio es abrumador, y la oscuridad comienza a comerse mi cuerpo. Desesperada, trato de liberarme, pero es demasiado pegajosa; mientras más me muevo, más quedo atrapada. De pronto una canción de cuna rompe el silencio. Es la voz de mi madre biológica la que escucho vagamente, como un espejismo lejano, como un susurro. Reconozco la canción y la voz, y eso es suficiente para seguir luchando contra la oscuridad. Con mucho esfuerzo y dolor consigo liberarme, y corro hacia donde se escucha la voz que parece llamarme. La oscuridad desaparece entonces, y me encuentro en un paisaje difuso, de colores azul y verde. Frente a mí se encuentra un montículo de paja; de donde proviene la canción de cuna. Algo turbada empiezo a mover la paja, buscándola, pero ella ya no está ahí.
Me encuentro con la chica muerta. Sus ojos apagados mirándome con fijeza me hacen despertar, temblando y sudando.
***
Diana Olsen se despertó aquella mañana con el presentimiento de que ese día iba a ser maravilloso. Se puso al hombro su mochila y salió calle muy emocionada. En el camino a la escuela se encontró a su amiga Elena y al chico lindo, que la acompañaba siempre. Decidieron seguir el camino que faltaba juntos, lo cual, sorprendentemente no la incomodó en ningún sentido. Al parecer no entendía que estaba siendo el mal tercio ahí, y comenzó a hablar de lo que le había pasado el día anterior con mucho entusiasmo.
- Estoy segura de que es de nuestra escuela - le dijo a Elena, después de contarle todo - sé que lo he visto antes, pero no se en donde
- ¿Crees que sea de nuestro salón? - le preguntó ella.
- Tal vez - contestó - pero si lo es entonces se sienta en un lugar donde no puedo verlo. Sabes que la cara de la gente no se me olvida
- ¿Cómo es? - intervino Sebastián en la conversación - como me siento atrás de ustedes tal vez lo he visto.
Diana sonrió, complacida por la pregunta.
- Es alto, aunque no tanto como tú. Tiene el cabello café, y se ve que es suave. Sus ojos son hermosos y brillantes, como si el cielo entero se reflejaran en ellos...
Elena y Sebastián se rieron con la descripción.
- No me lo puedo imaginar - dijo él.
- Si es tan guapo como dices, puede que lo encuentres muy fácil
- No lo sé - comentó Diana - tal vez sí, o tal vez no. Voy a confiar en mi buena suerte... Hoy el trabajo será encontrarlo.
- Buena suerte - le dijo Sebastián.
Diana dio vueltas, ilusionada
- Es que, si lo hubieran visto, fue como uno de esos momentos de película - dijo mientras hacía ademanes extraños - El príncipe baja de su noble corcel para ayudar a una dama en apuros... super romántico.
- Dijiste que iba caminando... - comentó Elena.
- Eso no es importante ahora - la interrumpió, parándose, viendo que llegaban Flor y Camille. Cuando estuvieron cerca, les contó la historia también a ellas. Estaba tan emocionada que no podía contenerse, aunque no se pudiera decir que ella fuera buena haciéndolo desde un inicio. Caminó por el pasillo hacia su salón dando brinquitos, lo cual divirtió un poco a todos, abrió bruscamente la puerta de este y miró a su alrededor con ojos escrutadores. Como el chico en cuestión no se encontraba ahí, suspiró algo decepcionada; pero no se dejó vencer tan fácil. Volteó a ver enérgicamente el reloj colgado en la pared, y murmuró para sí misma
- Faltan diez minutos para que empiecen las clases... voy a buscarlo - y con esto se dirigió hacia afuera de nuevo, casi corriendo.
- Diana - comenzó a decir Elena, algo preocupada, pero tuvo que detenerse de nuevo, porque ella no la escuchó para nada y chocó con una persona en la puerta, provocando que ambos cayeran.
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Invisible
Mystery / ThrillerJuguemos un rato, querido lector; tus decisiones afectarán el curso de la historia. ¿Estás listo para enfrentar las consecuencias?