Parte 32. Incandescencia

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Cuando llego al centro comunitario para gente en situación de calle casi se ha hecho de noche. Doy un largo suspiro antes de entrar, y empujo la puerta de entrada.

El barullo es impresionante. Hay gente por aquí y por allá conversando, comiendo y jugando, entre otras cosas. Nadie me nota, lo cual agradezco un poco. Camino casi hasta el otro extremo del edificio, y veo una silla de ruedas negra, que carga a una hombre de espalda ancha y encorvada. Me acercó a él de forma sigilosa, tal vez porque me cuesta trabajo volver a verlo. 

No ha cambiado nada. Está jugando a las damas chinas con otro señor.

No puedo evitar estremecerme cuando deja de ver el tablero, y fija su mirada escrutadora en mí.

***

-¿Por qué me dices eso? - le preguntó Alex a Robb en un susurro - ¿tan mal cocina?

- No lo sé - le contestó - no es que no sepa cocinar... lo que pasa es que es como jugar a la ruleta rusa, nunca sabes que va a salir.

Alex tragó saliva, se quedó un momento pensando, y cuando escuchó un estruendo en la cocina tomó su decisión. Se paró del sillón, susurrándole a Robb que trataría de ayudar y entró a la cocina, donde se encontró con Diana, revolviendo unos huevos.

- ¡Alex!, ¿qué haces aquí? - le dijo en cuanto lo vio - si te preocupó lo de ahora, solo se me cayó un frasco de aceitunas, pero gracias a Dios no se rompió jaja.

- ¿Qué vas a hacer de comer? - preguntó el, ignorando todo lo que acababa de decir ella.

- Omelette de espagueti - contestó muy confiada

- ¿Necesitas ayuda? - dijo él arremangándose la camisa.

- No, bueno, si - balbuceó ella, sonrojándose ante el gesto de Alex - ¿podrías pasarme la mermelada y la mostaza?

- ¿Qué?

- Que si me pasas la mermelada y la mostaza...

- No, si te escuche, pero no entiendo porque vas a necesitar eso para hacer huevo y espagueti

- No lo sé, se me ocurrió cuando estaba comprando las cosas, que tal vez todo junto sabría bien

- Lo dudo - le dijo sacando cosas de la bolsa de plástico - ¿todo esto es para lo que vas a cocinar?

- Sip, con la catsup, la mermelada y la mostaza voy a hacer la salsa. Las aceitunas y las cerezas son para el espagueti, porque no tengo albóndigas. Ah, y tal vez si le ponemos algo de mantequilla de maní en el omelette le va a dar un toque especial. Ah, ah, y con algo de salsa de soja en el huevo.

Alex no pudo escucharla hablar de lo que iba a hacer sin que le dieran náuseas y el estómago se le revolviera. Había hecho bien al no dejarla cocinar sola.

- Yo creo que mejor le ponemos crema y queso al espagueti, y no hacemos el omelette - le dijo quitándole el plato con el huevo - va a ser más fácil.

- Pero eso es muy normal - le contestó, algo deprimida - y yo quería hacer algo especial...

El agua donde estaba la pasta empezó a hervir, y Diana apagó la estufa, desviando la mirada de Alex.

Todo su plan había fallado, y estaba muy decepcionada de como habían salido las cosas.

Ese día, en cuanto fue a ver a sus amigas, les platicó muy emocionada que él iría a su casa.

- Quiero gustarle, pero no se como - les dijo reflexionando - ¿cómo se hace para gustarle a alguien? - preguntó, mirando hacia el techo.

- Mi mamá dice que un hombre se enamora cuando le cocinas algo rico - mencionó Camille.

- ¿Tal vez regalándole cosas? - insinuó Flor - A todo el mundo le gusta que le regalen cosas. 

- También arreglándote. Si te ves linda tal vez le gustes - volvió a decir Camille

- Una vez leí que les gusta que seas misteriosa... ah, y que a los chicos les gusta ayudarte cuando estás problemas, y que se sienten útiles o algo así - balbuceó Sam, que las estaba escuchando.

- También debes cuidar que el ambiente siempre sea romántico, aunque no se muy bien como se hace- terminó Flor.

- ¿No funciona nada más ser una misma? - preguntó Elena, viendo hacia Sebastián de forma inconsciente.

- Tal vez te funcione a ti, Elena. Pero no creo que a algún chico le guste la versión "normal" mía - dijo riéndose Diana - pero ya entendí: arreglarme, ser misteriosa y meterme en problemas para que me ayude, cocinar algo rico, regalarle algo y cuidar que el ambiente sea romántico... lo que sea que signifique eso. Voy a intentar el combo hoy, gracias - dijo mientras caminaba, pero se detuvo y volvió con ellas - ¿Me ayudan a arreglarme? Digo, según yo así estoy bien, pero creo que no es cierto, ¿verdad?

Todas se rieron un poco de la situación, pero la ayudaron con lo que quería. Cuando llegó a la estación de autobuses, estaba muy nerviosa, pero dispuesta a intentar lo que le habían enseñado en la mañana. Con lo que no contaba era que Alex no era materia muy dispuesta a sus planes. No le dijo nada sobre su aspecto, rechazó el regalo que le había comprado, no le había importado en absoluto donde había estado y se molestó cuando tuvo que ayudarla en el autobús. Cuando entró a la cocina estaba ya bastante frustrada, pero no quiso dejarse llevar, aunque el que su hermano estuviera en casa la ponía un tanto nerviosa, y al escucharlos hablar por accidente tiró el frasco de aceitunas. Cuando vio entrar a Alex a la cocina, supo inmediatamente que Robb lo había asustado, y al ver su expresión cuando le decía lo que iba a cocinar la terminó por deprimir. Estaba a punto de llorar, y Alex se dio cuenta. Suspiro profundamente antes e hablarle.

- Lo importante no es lo que vayamos a comer, recuerda que estamos aquí para revisar lo de la obra - dijo, tal vez intentando consolarla, pero ella no respondió, ni siquiera volteó a verlo. Quiso hacer otro intento, así que siguió hablando mientras sacaba cosas de su refrigerador - no tienes que esforzarte tanto, voy a volver siempre que me invites... claro, hasta diciembre. Cocinemos juntos, vas a ver que es divertido - terminó dándole unas palmaditas en la cabeza. Esto la hizo reaccionar y su humor mejoró un poco. Hicieron el espagueti con la crema, el queso y aceitunas partidas, porque Diana quería probarlo y a Alex no le pareció mala idea después de todo. 

Al final, y al parecer, el único consejo que sirvió fue al que Diana menos le prestó atención.

Sirvieron tres platos y se sentaron a comer junto con Robb. Él, al ver el plato, quedó muy impresionado.

- Muchas gracias por no dejarla cocinar - le dijo tomando su tenedor.

- ¿Quién dice que no cociné? Los dos lo hicimos juntos - replicó Diana, molesta.

- Si, claro. Tu nunca haces nada normal, esto ni de broma lo hiciste tu.

- Cállate Robb - fue lo único que le respondió.

Los tres rieron un poco, y comieron muy a gusto, aunque no hablaron mucho. 

El espagueti había quedado muy bien. 

Después de lavar los platos, Robb se fue a su habitación, y los otros dos se quedaron en la sala.

- Bueno, ahora si, a lo que venimos - dijo Diana, sentándose en el piso, cerca de la desgastada mesita de centro - vamos a escuchar lo que trajiste.

Alex asintió, saco su teléfono y unos audífonos, y se sentó al lado de ella. 

- Toma - le dijo, ofreciéndole un auricular mientras se ponía el otro en su oído. Diana hizo lo mismo con el que le ofrecía y comenzaron a escuchar las pistas, y a hablar de iluminación. 

Cuando terminaron de eso, Diana sugirió que escucharan música un rato, y Alex puso una playlist que tenía en su teléfono mientras hacían la tarea juntos.

Cuando la madre de Diana llegó a su casa, encontró a su hija y a un amigo suyo recostados en la mesa de centro, dormidos uno al lado del otro


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