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Cuando sus labios se juntaron, descubrieron que se habían estado buscando y quizás pueden haberlo hecho desde hace años, sin darse cuenta. Había algo en el interior de ambos que les decía que era ahí, justo en ese momento, estaban completos. No era necesario más que esa sensación de plenitud, esa sensación de tranquilidad. Todas las veces que se sintieron perdidos, todas las veces que sentían que no encontraban su lugar en el mundo y hasta les parecía imposible. Era ese preciso momento en el que podían decir con total confianza que no habían pasado por algo mejor.

Todo parecía lento al igual que sus labios cuando se movían al mismo compás. Esos labios ya de un rojo de bastante intenso e incluso con esas lenguas rozándose. Aunque fuera su primer beso juntos, esos labios se buscaron toda la vida hasta que pudieron encontrarse. Ambos sabían que necesitaban más que eso.

Las manos de Taeyong, pasando del pelo hacia el cuello de Yuta, mientras este tenía sus manos en sus caderas para acercarlo más. Se separaban para recuperar un poco el aire, regalándose sonrisas y miradas llenas de luz, para volver a besarse. Quizás eran las ganas, quizás era la emoción, pero lo estaban disfrutando. En algún momento las manos de Yuta, se deslizaron por el torso de Taeyong, causándole un escalofrió que los hizo reír, pero no parar. Al llegar a sus muslos, logró alzarlo para que sus piernas rodearan su cintura y el grito de sorpresa de Taeyong, que no podía dejar de sonreírle. Lo sentó sobre la mesada quedándose entre medio de esas piernas las cuales no podía dejar de acariciar mientras Taeyong no podía dejar de tocar cada espacio del torso del castaño.

—Eres hermoso, rosita.

No podía dejar de pensar en eso y necesitaba decírselo. Necesitaba saber que Taeyong, se sentía seguro, era lo que más deseaba. En cambio el pelirrosa le contestó con un beso mucho más intenso. Viajó hacia sus glúteos para apretarlos con ambas manos mientras dejaba besos en el cuello de Taeyong. Pero en el momento en que lo escuchó soltar un gemido ahogado, pudo confirmar que estaba perdido en su rosita. Sentía como las manos del menor se metían por debajo de su remera acariciando su abdomen y parecía que ya no podía respirar ante tanto placer que le causaba el tacto ajeno.

Taeyong, básicamente ido por lo que estaba viviendo y es que sin poder aguantar más. Tiró de esa remera negra para poder sacarla y dejarla en cualquier lugar, con tal de sentir la piel y los tatuajes del castaño que tanto le gustaban. Pudo distinguir y verlos mejor que otras veces, había visto una brújula en su ante brazo, arriba de eso se encontraba Jack Skellington de "El increíble mundo de Jack" y quiso sonreír mucho más porque esa película la veían juntos años atrás y es que Taeyong, no la vio con nadie más que no fuera el castaño y le daba curiosidad saber si su fanatismo hacia esa película seguía intacto como cuando eran niños. Sumándole además que siempre le decía que sería "Sally" es a quien Jack salva y terminan comprometidos. Ahora todo eso parecía lejano, pero le causaba ternura acordarse de cómo se las ingeniaba para entrar a la habitación de Yuta y terminaba viendo películas con él.

Volvió a nublarse al sentir esos labios sobre los suyos y después de la mordida que Yuta había dejado en esos. Pero sus amigos no sabían lo que estaba pasando adentro de la casa y con total tranquilidad golpearon la puerta mientras le gritaban a Taeyong que abriera y fue cuando ellos se separaron, pero no realmente. Sus frentes quedaron pegadas mientras soltaban suspiros bastantes pesados por la interrupción. No podían echarles la culpa porque habían avisado que irían, pero para Taeyong, si tenían la culpa de molestar en semejante momento.

—¿Dónde dejaste mi remera, Tae? —Habló Yuta mientras despacio lo ayudó a bajarse de el lugar en el que se encontraba.

—No sé. —Dijo alejándose un poco sabiendo que ya estaba rojo.

—¿No sabes, rosita? —Se acercó de vuelta, mientras sonreía al ver cómo se comportaba Taeyong.

—No, no sé. —Ahora sí lo miraba fijo, no se iba a mostrar débil.— Mira, ahí esta.

Se alejó para agarrar la remera que se encontraba tirada sobre una de las sillas y se la entregó. Le sonrió después de volver a mirar su cuerpo mientras el castaño se iba al baño y reaccionó que había personas esperándolos.

—Como tardas. —Dijo Jungwoo mientras entraba con Jaemin y Kihyun que lo saludaban normal, lo cual le sorprendía porque con el último no tenía buena relación.

—¿Estabas durmiendo?, Estás despeinado. —Sabía a que se refería por lo cual le pegó en el hombro.

Los invitó a sentarse mientras ellos hablaban, pero se sentía incómodo ante esa presencia desafortunada para él y es que básicamente no se hablaban desde que Taeyong, había decidido terminar con su ex, quien justamente era el mejor amigo de Kihyun. Y si tenía que ser sincero nunca confió en él y tenerlo en su casa lo hacía estar alerta de cualquier cosa que pudiera decir. Le hizo una seña a Jungwoo, para que hablaran porque se sentía fuera de lugar y solamente se levantó con su mejor amigo siguiéndolo hasta la cocina.

—¿Qué hace acá? —Preguntó bajito.

—Cuando fui a buscar a Jaemin, estaba ahí con él. —Decía mientras alzaba los hombros.

—¿Se conocen? —Preguntó incrédulo. Jaemin, era demasiado bueno por lo que le contó Yuta, como para llevarse con gente como él.

—Son primos, Tae.

Miró para el comedor y se veían tranquilos, pero es que Jaemin parecía tan tierno y bueno que no podía creer que incluso fueran familia. Su cabeza intentaba relacionarlos, pero no podía y el colmo fue cuando sus miradas se cruzaron, totalmente serias, totalmente frías.

Yuta bajaba las escaleras y sentía un ambiente tenso, muy distinto al que estaba antes. Pudo ver como esas dos personas se miraban con cierto enojo y hasta con desagrado, eso lo sorprendió. Pero, cuando sintió como Kihyun lo abrazaba, se quedó más sorprendido aún, ¿En qué momento le dió tanta confianza? eligió no responder al abrazo porque estaba ocupado viendo como Taeyong, los miraba impactado.

La cabeza de Taeyong, estaba llena de preguntas y la principal era ¿Por qué estaba abrazando a Yuta con tanta confianza y por qué no hacía nada?, estaba más que molesto, pero con él mismo, no quería sentirse así, no quería la molestia que sintió en el pecho sabiendo que no quería que lo tocara, era él quien abrazaba a Yuta, y por primera vez quería ser egoísta.

Lo que no sabía era que Yuta, no quería que lo abrazara otra persona que no sea su rosita y es que no había nadie más, porque también deseaba que Taeyong fuera egoísta.

ROSA Y NEGRO. YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora