25. Final

69 6 1
                                    

Había algo en la cafetería en la que se encontraban que daba un ambiente íntimo y tranquilo, era sumamente necesario en esos momentos, porque el camino hasta ese lugar había sido asfixiante para ambos.

Las emociones que compartían eran complicadas de describir, había tantas dudas que casi se sentía como el principio, pero no era igual, nunca seria igual.

Decidieron hablar, darse esa última oportunidad, pero nadie les había dicho que seria tan difícil caminar juntos y no poder darse la mano, que seria tan difícil no poder verse a los ojos y decirse eso a lo que tanto temían.

Cuando Taeyong se enteró que Yuta estaba en la misma ciudad, lo recorrió un sentimiento que no conocía, era una mezcla de nostalgia y tal vez, algo de esperanza. Pero en su mente seguía el recuerdo de llamarlo, esperarlo y que nunca apareciera.

¿Le seguía doliendo la ruptura? No podía mentir, esos siete meses fueron el infierno para él y no podía recuperarse aun, por momentos se odiaba a el mismo, otros momentos odiaba al mundo.

Porque incluso hasta el rosa, había perdido la intensidad cuando no se complementa con el negro.

Había hecho mil cambios, su color de pelo, su estilo de vida, pero nada lo hacía sentir vivo realmente, eso era peor que nada, porque faltaba lo más importante y hasta ese momento pensaba que jamás iba a recuperarlo. Pero quería pensar que al volver a verlo y poder cerrar ese ciclo de una vez, las cosas en su vida volverían a tener un ritmo, por lo menos, más llevadero.

Por otro lado estaba Yuta, que se daba cuenta lo distinto que estaba Taeyong, por alguna razón predomina el gris. El sabía mejor que nadie, que si algo identifica al menor era la importancia que le daba a la calidez y ese color no lo era, era incluso más apagado que cualquier otro.

Su corazón dolió, odiaba la idea de verlo apagado como ahora, odiaba esa aura de tristeza que lo rodeaba, porque siempre esperó que fuera feliz y no importaba si no era junto a él, pero en esos momentos ya no podía sacarle la mirada de encima, porque soñaba con protegerlo como siempre lo hizo.

Cuando llegaron, eligieron el lugar más apartado, así sin decir palabras, simplemente conectando miradas y dirigiéndose al mismo lugar. En esa mesa de dos, estaban sentados frente a frente, no podían evitarse más.

Una chica de cabellos rubios y ojos color miel, se acercó a donde estaban y supusieron que era quien tomaría su orden.

—Buenos días. —Le sonrió a Yuta mientras le entregaba la carta en la que se encontraba el menú.

Repitió la misma acción con el peligris, pero sin mirarlo y eso no pasó desapercibido por este.

—¿Ya sabes que vas a pedir? Te puedo recomendar algo si no te decidiste. —Volvió a hablar y Taeyong simplemente pudo alzar las cejas al tener que ver una escena así, justo frente a él.

No estaba acostumbrado a ver que le hablaran con tanta confianza a Yuta, quien parecía no darse cuenta de lo que estaba pasando. Se le revolvió el estómago al imaginarlo con alguien más, simplemente se le fueron las ganas de estar ahí en ese momento.

Pero estábamos hablando de Yuta que conocía mejor que nadie a quien estaba frente a el y al verlo removerse en su asiento, notó demasiado rápido su incomodidad al mismo tiempo que la mesera se acercaba bastante a él.

—Un café negro. —Dijo alejándose la cercanía de aquella chica y cerrando la carta para cruzar miradas con Taeyong.— Y un té de frutos rojos.

El menor lo miró sorprendido, porque en el pasado solía pedir eso ya que no tomaba café y que Yuta lo recordara hacía que miles de sentimientos se desataran en su interior, por lo que simplemente sonrió para devolver la carta.

ROSA Y NEGRO. YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora