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Llegar tarde al colegio podía considerarse una pasión para Taeyong, que por quedarse hasta tarde con su celular se olvidaba del problema que sería levantarse al día siguiente. De manera rápida y agradeciendo al de arriba porque el profesor todavía no había llegado. Siguió su camino hasta el fondo del aula para encontrarse con su grupo de amigos, y saludarlos con un beso en el cachete. Sentándose al lado de Jungwoo, sin decir nada más, pero al ver la felicidad que resaltaba en este, decidió hablar.

—¿Por qué tan feliz? —preguntó mirándolo.

—Hoy vuelve Yuta. —Contestó con una sonrisa.

Lo dejó totalmente sorprendido. Habían pasado años desde la última vez que vio al hermano de Jungwoo. Se debía a que cuando falleció el abuelo de ellos. Yuta, se ofreció para quedarse con su abuela un tiempo, pero esos días se convirtieron en meses y así, continuamente.

Toda su vida convivió con Jungwoo, por lo que su familia lo conoce desde que tiene uso de razón y con Yuta, bueno, eran como el agua y el aceite. Taeyong, siempre fue considerado luz mientras que Yuta, era considerado oscuridad y eso, se debía a su actitud. Podía ser la persona más fría si se lo proponía y por ende, Taeyong lo sabía de memoria. Son incontables las veces que intentó acercarse y era alejado de una manera que llegaba a dolerle. Recordaba esas cosas, sabiendo que no es fácil que una persona lo rechace de esa manera, porque hasta el día de hoy, nunca volvió a ocurrirle.

Aún así a Taeyong, siempre lo llenó de dudas el mayor de los Nakamoto y la última vez que lo vio, cuando tenía once años y sin que nadie los viera le dió un abrazo, sin decir nada más. Ese abrazo dejó tan confundido al menor que durante mucho tiempo, sin poder saber cuáles eran esos sentimientos realmente. Y no podía mentir, volver a verlo le daba cierta emoción, pero también era volver al tiempo en el que no congeniaban en lo absoluto. Y en realidad no tenía ningún tipo de odio hacia Yuta e incluso le daba alegría saber que se encontraba bien. El problema es que Taeyong, no sabía cómo actuar frente a una persona con la cual tenía una historia complicada.

— Lee Taeyong —Escuchó que alguien le hablaba sin darse cuenta que se perdió en sus pensamientos— ¿Está prestando atención?

—Em... Si —Reaccionando tarde cuando tenía a toda el aula mirándolo incluyendo su profesor.

—Entonces, ¿Cuáles son los elementos de las organizaciones? —lo miró con una ceja alzada mientras no contestaba nada—. Se vienen pruebas importantes, así que espero que el mejor alumno de la clase, al menos, preste atención.

Taeyong, simplemente asintió. Era demasiado molesto cuando le decían esas cosas, solamente por tener mejores notas que el resto de sus compañeros. Eso era un peso que le molestó siempre, y eso se debía a nunca pudo distraerse de las materias porque sus padres le exigen demasiado. Para no morirse de desesperación, tuvo que buscar su estabilidad y eso era que mientras le fuera bien en la escuela, no tendría ningún problema.

—Tengo hambre —le habló Jungwoo, sin darle importancia a la clase.

—Siempre tienes hambre —dijo soltando una risa.

—Ando ansioso por lo de hoy.

—¿Se queda por unos días? —Preguntó porque Yuta, ya había ido varias veces, pero sólo por unos días y resultaba que nunca se encontraron.

—Abrió una tienda de tatuajes y por lo que me dijo, se va a quedar.

Taeyong sabía del fanatismo del morocho por el arte y específicamente por el dibujo. Cuando eran niños, entró por "error" a su habitación y pudo ver dibujos hermosos, antes de que lo echara de ahí. Lo ponía verdaderamente contento que hiciera algo que le guste.

—Que cool. —Contestó con una sonrisa.

—No me dijiste que ibas a cambiar de color. —Dijo cambiando de tema y señalando su pelo.

—Me queda facherito, ya sé. —Antes tenía rulos de color gris, y ahora había cambiado, dejándose su color natural que es el negro y una franja al costado, color rosa.

—Eres como un algodón de azúcar, tontito, pero sí, ta' facherito.

Y así pasaron las horas, esperando el horario de salida, porque Taeyong, empezaba a sentir la falta de sueño y el hambre que lograban sacar su mal humor. Después de que sonara el timbre y sabiendo que ya no soportaba a nadie, salió junto a Jungwoo, contestando un par de mensajes, sin ver al frente.

Pero el que lo vio fue Yuta, mientras veía a su hermano hablar con alguien y la duda lo llenó. Era un joven un poco más bajo que él, tenía puesto un pantalón blanco ajustado y un suéter color rosado pastel, bastante grande. Su mirada fue subiendo hasta la cara de la persona que le llamó la atención y se dio cuenta quien era. Se veía distinto, pero seguía con esas facciones tan finas, mientras hacía un puchero viendo su celular, logrando que resaltara su ternura.

Taeyong, miró rápido a Jungwoo que estaba frente a él, pero, cuando vio hacia un costado notó que había alguien prendiendo un cigarrillo. Se detuvo para mirarlo atentamente y sintió como una sensación rara recorría su cuerpo. Tenía bastante contextura física bastante fuerte y demasiado llamativa. Iba vestido con un pantalón negro, una remera blanca y una campera de cuero también de color negro, era básico, pero llamaba la atención de todos los que salían de ese establecimiento. Recorrió su cara totalmente seria, y automáticamente se dio cuenta que de alguna manera seguía luciendo igual que hace años.

Sus miradas conectaron, la claridad y la oscuridad mezclándose.

Taeyong, con una mirada llena de brillo y Yuta, con esa frialdad que siempre lo caracterizó.

El momento se rompió cuando Jungwoo se dio vuelta y vio a su hermano, no esperó nada más y corrió a abrazarlo mientras Taeyong, trataba de reaccionar ante lo que pasaba. Siguió hasta dónde los otros se encontraban, regalándole una sonrisa disimulada a Yuta.

Taeyong, sin saber la causa de sus actos y el porqué hacía lo que hacía, se acercó hasta el castaño y lo abrazó, sintiendo que era correspondido cuando los brazos ajenos lo rodearon para después escucharlo hablarle al oído.

—Sigues igual de tierno, rosita.

Con eso volvió el tornado de emociones interno que compartían ambos.

ROSA Y NEGRO. YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora