Capítulo 5

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«La boca de aquel chiquillo era molesta.
Constantemente hablaba más rápido de lo que pensaba, pero…
Si es que había algo digno de mención, sería pues el aroma a caramelo que normalmente desprendía al hablar.
Claro, no era más que un crío molesto, uno que comía caramelos a escondidas todo el tiempo.»

...

Tras el colapso de Fyodor, Shibusawa había llamado a su médico de confianza y Chūya había contactado con la mujer que creía estaba a cargo del muchacho en esos momentos. Pero ésto no era nada más que algo lejano a la realidad.

Tras marcharse el médico, la mujer se vio en la necesidad de hacer una confesión bastante importante a ese par de varones que yacían sentados en la cocina.

— Agradezco mucho su preocupación y la ayuda brindada a Fyodor. Sin embargo, no creo que Yuna les pueda retribuir más éste tipo de gestos. —Expresó la mujer un tanto afligida, causando cierta confusión en los varones.

¿Yuna? Debía ser la madre de Fyodor, o al menos un nombre de "artista" que utilizaba para venderse en ése mundo.

— Ella ya no está más.

— ¿Qué quieres decir? —Interrogó Chūya con rudeza, como si la situación se hubiese malinterpretado y él fuese el único que entendía mal. — Es porque encontró otro trabajo, quieres decir eso ¿No?

La mujer guardó silencio, abrazándose a sí misma a la vez que apretaba los labios con cierto sentimiento encontrado. Fue entonces que decidió hablar con un tono de voz bajo y cauteloso.

— Lo lamento. Normalmente cuando una de nosotras fallece de esa manera, no se nos permite hablar nunca más de ella. Yuna fue contratada para un evento privado, pero al parecer la mafia hizo un ajuste de cuentas causando grandes pérdidas de nuestro lado. Pero esto no es algo que deba hablar, perdóneme. —Se disculpaba la mujer al ver las intenciones del pelirrojo por interrogarla, pero ella negó retrocediendo.

— Es mentira, ¿Verdad? Debe haber algún error. Ella tiene un hijo, él la está esperando, ¿Qué es lo que piensan hacer? —Cuestionó Chūya con prisa, no queriendo que la mujer huyera.

— No se lo diremos. Nadie quiere tomar el riesgo de ser castigado por el jefe como lo fue Luka por buscar a Yuna sin antes consultar. Yo apenas me enteré ésta tarde, y ni siquiera debería estar contándoles ésto. —Agregó la mujer, llevándose una mano al rostro, se sentía bastante nerviosa en realidad.

— Él tarde o temprano lo sabrá, ¿Son conscientes de ello? —Habló Shibusawa, pero la joven solo cerró los ojos con fuerza al tener los ojos llorosos.

— Lo sé. Pero, es hijo de una prostituta… ¿Qué diferencia cree usted que haya si lo sabe o no? Lo más probable es que, con éste suceso, él comience a trabajar pronto para saldar la deuda que dejó su madre con el patrón. —Fue sincera, no estaba exagerando, después de todo sabía perfectamente cómo funcionaban las cosas ahí. — Sin embargo, si ustedes eran apegados a Yuna, quizás podrían estar ahí en primera fila. Supongo que también lo haría más sencillo para él si buscara a los clientes de su madre…

— No digas estupideces. —Refutó Chūya, azotando su mano derecha contra la barra de la cocina, ¿Cómo se atrevían…?

— No es decisión mía, solo soy una trabajadora. Ninguna de nosotras podría ayudarlo, apenas y solventamos nuestras propias deudas. —Sollozó la mujer— Lo hemos intentado. Desde que perdimos contacto con ella, todas teníamos esa sospecha, ¿Por qué cree que le traíamos en la calle con nosotras? Queríamos retrasar esto. Queríamos que el patrón no preguntará por él o que en su defecto creyera que estaba laborando ya, pero con lo sucedido con Luka y el levantón que le han dado… Es inevitable que el patrón continúe haciéndose de la vista gorda con Fyodor.

Yakuza's prostituteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora