Capítulo 14

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Capítulo 14 
Mocoso precoz

...
«Y detrás de su máscara, aquel loco Pierrot comenzaban a sentir abrumadoras emociones por aquél que le brindó la libertad.»
...

Si por él dependiera, habría optado por quedarse detrás de su escritorio cubierto con una manta mientras tomaba un poco de café con leche y galletas.

Pero no podía ser así, no se lo podían permitir, ¿Verdad?
Quizás estaba exagerando las cosas, pero le ponía bastante ansioso cada vez que Shibusawa le mandaba a llamar para hablar personalmente. Todo era más sencillo cuando solo le entregaban los informes o le decían lo que tenía qué hacer.

Y, sin embargo, aquella tarde Chūya había ingresado a su despacho diciéndole que White Dragon deseaba verle, cuánto antes… Hizo esa énfasis, ¿Podría tratarse de algo malo? Él había estado desempeñando su área laboral lo mejor que podía, ¿Quizás quería que se esforzará más?

Ah, quizás era para pedirle que disminuyera su consumo de galletas, ¡Eso no era posible! Además, era faltar a su promesa.

No, lo mejor sería tranquilizarse… Sí, su cabeza era un lío con ideas que revoloteaban de aquí y allá, pero era mejor mostrarse tranquilo.

Tras inhalar aire y sostenerlo unos momentos, decidió alisar su traje blanco, tomando la determinación que necesitaba para tomar la perilla de la puerta y girarla.

Por supuesto, no fue nada grato ver cómo Shibusawa se encontraba golpeando aquel saco de box… Es decir, era increíble, estaba usando el saco tal y como le sugirió cuando se lo regaló, pero, ¿No hacía eso últimamente cuando estaba demasiado motivado o de mal humor?

Ahora temía por su vida.

— Tatsuhiko, Chūya dijo que me buscabas. —Decidió hablar con la voz contenida, mirando a otro lado. Sentía como le sudaban las manos al sentirse envuelto en esa situación.

No obstante, Shibusawa dió una última patada al saco para tomarse unos momentos y tomar una toalla de una mesita.

— Estoy harto, Sigma.

— Lo sé, el pobre saco no tiene la culpa —murmuró por lo bajo—, ah, pero no estoy diciendo que dejes de hacerlo. De hecho es mejor que lo golpees a él antes que el rostro de cualquier otro individuo.

Intentó persuadir de inmediato manteniendo sus manos con las palmas abiertas a la altura de su pecho. Era mejor no hacer que Shibusawa malentendiera las cosas.

— Tengo una piedra en el zapato —Continuó Shibusawa, retirando aquella toalla de su rostro, volviéndose al joven de cabellos bicolor.

— Entonces quítate el zapato y retira la piedra… —En ocasiones hablaba por hablar a causa de los nervios. Las palabras fluían más rápido de lo que su pensamiento haría.

Claro que, Shibusawa había fruncido el ceño unos momentos, pero poco después suspiró. Conocía a Sigma lo suficiente como para saber que no lo decía con esa intención, solo era un hombre algo nervioso en ocasiones, pero si continuaba con él era por lo bien que desempeñaba las tareas que le encargaba.

— Te llamé porque hay algo de lo que quiero que te encargues personalmente —comenzó a decir, yendo por una botella de agua—. Y con esto quiero decir que eres el mejor para desempeñar esta labor.

— ¿No podías hablarme cuando estuvieras en tu oficina o por ir a la cama? Por un momento creí que yo sería ese saco de box —Confesó con sinceridad, llevándose una mano a la sien. Dios, como les encantaba joder con eso, le habían metido un susto terrible… O solo era él y sus paranoias, ¿Cómo le iba a despedir Shibusawa? Ambos sabían bien sus papeles a desempeñar en ese teatro.

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