Prólogo

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Habían pasado cinco años desde la muerte de su mejor amiga Abby y desde entonces, su vida había dado un giro de 180 grados.

Se miraba al espejo con seriedad, quedándose observando fijamente a un punto muerto sin pensar apenas, solo se miraba así misma contemplandose.

Sus cabellos rizados y más largos que años atrás, cubrían su cuerpo hasta su cintura, sus ojos estaban apagados, sus ojeras bajo ellos, eran demasiado notables desde hace mucho tiempo atrás.

Se graduó en la universidad y apenas hace unos meses, consiguió entrar en uno de los mejores bufete de abogados de toda la ciudad.
Había sido la mejor de las clases, no desistió en nada de su vida, pero lo hizo apartándose de todo el mundo que conocía, incluso de su mejor amigo Jake, que ahora era policía criminalista y llevaban demasiado tiempo sin apenas hablarse desde la muerte de Abby.
Era como si ella hubiera sido el pegamento de su amistad y ahora que no estaba, sus conversaciones cada vez eran más cortas y lejanas.

Suspiró con cansancio palpable, durante todo ese tiempo, se lo había pasado no solo estudiando derecho, sino adentrándose en todo lo relacionado con la religión y lo paranormal.
Necesitaba averiguarlo, necesitaba saber quien era esa maldita bruja oscura que le había hecho eso a su mejor amiga.

Si, sabía que había sido real, que un íncubo le había hecho esto de parte de alguien, pero en cinco años, nunca averiguó de quien se trataba ni el porqué.

¿ Por qué?
Esa era la pregunta principal;
¿ Por qué alguien querría hacerle daño a Abby?

Era una chica dulce, divertida, estudiosa, nunca se metía con nadie, siempre trataba de pasar desapercibida, por ello, no lograba comprender el motivo por el cuál le hicieron algo así, y mucho menos llegar a cruzar el límite de arrebat su vida.

Cogía aire de nuevo mientras hacía una mueca con sus labios y se daba media vuelta para empezar otro día más de su jornada de trabajo.

Entraba en el parking de su pequeño apartamento de una sola habitación, un baño minúsculo y un pequeño patio en donde siempre escuchaba a los hijos de su vecina que jugaban al baloncesto en su pequeña cancha del patio de al lado.

Subía al coche dando un pequeño portazo y en silencio, lo ponía en marcha y salía automáticamente hacia la carretera como todos los días que se hacían cada vez más eternos.
Ni siquiera encendía la radio para escuchar las noticias o música, no, su rutina era simple y aburrida.

A veces se sentía mal por ello, recordando esos años de felicidad y diversión con sus amigos, novios y demás, pero ahora, todo era distinto, su mente pensaba diferente, ella era diferente.

Llegaba a la oficina rápidamente pasando su tarjeta por la seguridad de la entrada e iba directa a los ascensores, viendo y escuchando a sus compañeros hablar entre ellos, como todos los días, pero ella seguía en silencio, no socializaba con nadie, no tenía amigas, solo trabajaba y seguía investigando todo lo relacionado con la demonología.

Se sentaba en su silla en frente de su mesa en su pequeño despacho y comenzaba su jornada en sus casos más recientes o los que le llegaban automáticamente que dejaban encima de su mesa, más bien, los casos en los que estaba obligada a llevar por oficio.
Y así pasaba otro día y otro y otro, una rutina que no pasaba de allí, nada cambiaba.

Llegaba a su casa agotada mentalmente y mientras terminaba de secarse el pelo tras su ducha rápida, preparaba su comida envasada para calentar en el microondas.
Encendía su ordenador y seguía con su estudio, buscando evidencias como siempre.

Suspiraba con frustración al ver que en cada página web, en cada artículo, en cada testimonio que leía, no obtenía absolutamente nada de lo que buscaba.

ÍNCUBO 2 : La venganza de Brooke ( TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora