capítulo 2

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Brooke miraba en silencio por la ventana de su pequeño comedor, como llovía con calma, sentada en su sofá, pensando en la conversación con el profesor Kirkman.
No podía creer que fuera cierto, que hubiese sido la propia Abby la que dejara que todo ocurriera, pero tenía su lógica y el profesor tenía razón, ella no era creyente y por ello la bruja se aprovechó de la situación.
Sabía que no le encontraría la importancia, que nunca se le habría pasado por la cabeza pensar que todo eso estaba siendo real y por eso cayó en la trampa de esa maldita.

Miró el trozo de papel en donde estaba inscrito el nombre de la persona que podría ayudarla ha sacar a Abby del infierno y entender todo aquello.
Pensó en el motivo por el cual, el profesor le pidió que tuviera cuidado con dicha persona.
No entendía porqué;
Si debía tener cuidado, entonces;
¿ Por qué le dió ese nombre y su dirección?

Aspiró profundamente aire entre sus pulmones mientras escuchaba de fondo la lluvia caer sin parar y esa pequeña brisa que entraba por otra de sus ventanas que siempre intentaba dejar algo abierta.
Se levantó despacio y se fue directa a la cama, tumbándose con pereza mirando al techo a oscuras mientras toqueteaba no solo su amuleto que había estado portando toda su vida, sino también la cruz de Abby la cual en su día, Vicky, su madre, le entregó en el funeral, sabiendo que era la única que podría llevarlo para recordarla muchísimo mejor.
Quedaba dormida recordando ese momento, ver a sus padres, a su hermano a toda su familia devastada por la tragedia.

En esos momentos y a las profundidades del infierno, Issacaro oía los gritos de Abby mientras él le daba una calada a su cigarrillo, apoyado en la pared a unos metros de distancia de ella y de Ultor , que la golpeaba con un látigo con púas en la espalda, haciendo que tiras de su piel, se levantaran sin apenas esfuerzo alguno.

' Ultor', la traducción exacta de su nombre, era literal " el castigador" era y como bien indicaba el nombre, uno de los que por y para sus amos, hacían el trabajo más sucio, castigar a los que no obedecían ni seguían las normas.
Las reglas del infierno, eran pocas, pero suficientemente perversas para que las almas lo temieran a más no poder.

Ultor, la golpeaba sin piedad, siendo observado por el íncubo que ahora lo veía todo con una pequeña sonrisa ladeada mientras le salía el humo del cigarro por las fosas nasales.
Empezó a sentir aburrimiento por los gritos de Abby y con su mano y un ligero movimiento con ella, Ultor detuvo el castigo después de pasar lo que sería en lo terrenal, varias horas golpeándola.

Ultor se apartó de ella y se marchó tal y por donde había venido, dejándolos a solas mientras que Issacaro se quedaba en silencio otros segundos más sin dejar de mirarla, escuchando ahora los gemidos de dolor y sufrimiento, escuchando sus sollozos entre suspiros que parecían ser algo aliviados ahora por dejar de ser golpeada.

— Creía que te había quedado claro cuando llegaste aquí, cuales eran las normas. No entiendo muy bien porqué después de tanto tiempo, ahora te da por volver a intentar hacer cosas que no te van a servir de nada. — Se acercaba a ella lentamente y se acuclilló en frente de su rostro para verla. — ¿ Es qué no tuviste suficiente el primer año? ¿ Es qué a caso no te he enseñado bien? Me has hecho quedar mal delante del rey de las tinieblas. Me tenía en un pedestal desde que te traje, ¿ Lo recuerdas? Tú misma lo viste. Viste como me coronaba ante mis hermanos y mis hermanas, dándome más poder, viste como me daba la confianza para llevar mi territorio como quisiera, incluso viste como dejaba que te tuviera para mi solo y esa es otra. He dejado que no seas para ninguno de mis hermanos ni hermanas, solo para mi, que fueras solo mía, te di ese privilegio y tú ahora vas y lo estropeas de nuevo. Tuve paciencia tu primer año aquí porque sabia que debías adaptarte, que debías perdonarte  a ti misma por pecar y no creer en el falso Dios, te enseñé a ser una buena chica, te enseñé todo lo que sabes, tienes incluso, la mejor celda de casi todo el infierno, casi casi como la celda de la esposa del mismísimo Lucifer, ¿ y cómo me lo pagas? Volviendo a las andadas, volviendo a esa rebeldía de como cuando estabas viva. — Pausaba unos segundos sin dejar de mirarla. — Explícame que tengo que hacer ahora contigo.

ÍNCUBO 2 : La venganza de Brooke ( TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora