Empezamos muy bien

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Otra vez es lunes. Solo llevo dos semanas de universidad y ya no puedo más. En mi defensa diré que esta es la tercera.

-Zenko me voy, volveré pronto o eso espero -como respuesta él solo ladró.

Es un lobo pero es igual de inteligente que un perro. Lo crie desde que yo era pequeña, fue y es mi gran amor. Él estuvo conmigo en todo momento.

Agarro mi maleta con mi tablet, el monedero y mi kit de urgencias. Luego me encamino a la universidad.

Aparco mi coche, que tengo ilegalmente desde los quince, y salgo en busca de mi amiga.

La veo con un chico a lo lejos. Que raro, ella con un chico... Liga un montón y normal con lo guapa que es.

Me ve acercándome y se despide de manera coqueta de Eilan. Uno del grupito de los populares.

Lleva varios días coqueteando con él.

-¿Ligando a primeras horas de la mañana, galleta?

-Nunca es mala hora para ligar, mujer. Pero tu estas tan perdida con tu chico musculoso... Que no ves a todos los tíos que te podrías ligar.

-Si tu lo dices...

Subimos las escaleras para llegar a nuestra clase, que ya sabemos donde está.

Ella se va con Marla mientras yo subo tres filas más para llegar al lado de mi queridísimo compañero.

Me quedo de pie justo a su lado y lo miro fijamente.

-¿Me dejas sentarme?

-¿Y los buenos días?

-Qué buenos días ni nada, déjame pasar por favor.

¿Le acabo de decir por favor?

Si chica si.

¿Por qué hice eso?

Porque te está empezando a caer bien tu príncipe.

Se tira hacia atrás pegando su espalda al banco y me hace un gesto para que pase.

No voy a pasar si no se aparta.

Si lo harás.

Suspiro y a continuación pongo una de mis piernas entre las suyas para poder atravesarlo.

Ojala caernos encima suyo.

Cállate.

Intento poner la otra pierna ya enfrente de mi lado del banco pero fracasó. Me tropiezo con su pie y casi caigo. Digo casi porque aguanto el equilibrio.

No, no aguanto el equilibrio, él me aguanta a mi con su brazo en mi cintura.

Tiene su mano en mi cintura.

¡Tiene la mano en tu cintura!

¿Cómo se respiraba?

Siento que me pone recta sin mucho esfuerzo. Me giro y lo veo sonriendo.

-Qué buenas formas de empezar la semana -se burla.

Esta vez sí que lo atravieso y por fin me siento.

-Lo siento.

¿Qué mierdas?

¿Te acabas de disculpar? Madre mía esto del amor no va bien...

-Yo no.

-¿Eh?

-Me alegra que te hayas tropezado.

-¿Por qué?

Se acerca a mi oreja y me coloca el pelo detrás de la misma.

-Porque pude tenerte entre mis manos por primera vez -me susurra.

El reino de LindzonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora