Uno a uno van saliendo de la limusina. Cada uno se va en una dirección, por lo que se ve nadie hace pareja de momento.
-Aya -exclama Iker-, conmigo.
-¿Y por qué debería ir contigo? -Pregunta ella, cruzándose de brazos.
-Pues ve sola.
-Que pereza, ya voy.
Ambos, sin ninguna ilusión, se van juntos hacia el este.
Por otro lado Enda y Leyla también van juntas. Hacen una bonita combinación. Los demás van solos, salvo yo y Gael, claro.
Cada uno se ha ido en una dirección completamente diferente. Empiezan bien. Lo bueno es que puedo ver donde están en todo momento.
Cosa que no has dicho.
Ups... No es importante... Solo tengo su ubicación en tiempo real y ya...
-Esto ya no parece tan fácil -menciona mi acompañante.
-Se más positivo anda -bromeo dándole un ligero codazo.
-¿Por dónde vamos, su realeza?
-¿Practicando tan temprano? Faltan unos años hasta que tengas que hablarme así.
-No pienso hablarte así.
-Ya lo has hecho. Varias veces la verdad.
-Porque soy todo un caballero -me dice haciendo una reverencia.
A modo de respuesta niego con la cabeza. Acto seguido señalo la tienda de segunda mano que hay a nuestra derecha.
-Vamos por allí que no ha ido nadie.
Nos encaminamos a la tienda del señor Werns. Al pasar de largo noto que me tiran bruscamente del brazo. Por puro me giro preparada para dar un puñetazo, el cual planto a la perfección en la nariz de... Ups.
A tu querido novio le está sangrando un poquito la nariz...
Me llevo las manos a la boca, sorprendida, y me acerco a él.
-¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! -Le digo, colocando mis manos encima las suyas, que las tiene en la zona dolorida.
Tiene los ojos cerrados con fuerza pero se van relajando poco a poco.
-Joder... ¿Desde cuándo tienes tanta fuerza?
Le agarro del codo, ya que tiene las manos ocupadas, y lo llevo dentro de la tienda.
-¡Señor Werns! ¿Tiene usted botiquín?
-Hola Candy. Si, claro, pasad aquí dentro.
Entramos dentro de un pequeño baño con las cosas justas y necesarias.
-En el armario encontraréis lo que necesitéis -explica. Dicho esto cierra la puerta.
Abro el armario a toda velocidad para detener la hemorragia. Él por su parte, se sienta en el retrete. Mientras saco la gasa oigo a Gael reirse.
-¿Qué te hace tanta gracia? -Le pregunto agachándose delante suyo.
-Toda esta situación -dice sin dejar de reír-, ¿en qué momento me has roto la nariz, brujita?
-No es momento para bromas, idiota. Y no está rota.
-Perdone la confusión, doctora.
Pellizco una de sus manos ya que las tiene en su regazo. Primero le quito las manos de la nariz para poder curar la herida.
-Lo siento, amor -digo más lamentada-. Ha sido instinto -me disculpo mientras le limpio la cara.
-¿Me has llamado amor?
-¿Tú puedes ponerme apodos y yo no? Cállate anda.
Acabo de limpiar la sangre y le coloco un trozo de gasa en la nariz para evitar que sangre más.
-Pareces un niño pequeño -bromeo aguantándome la risa.
Se levanta para mirarse al pequeño espejo. Yo me coloco la mano en la boca para evitar mi, muy obvia, carcajada.
-Ríete y verás.
-¿Qué veré?
Levanta una ceja antes de agacharse y levantarme como a un saco. He estado a milímetros de abrirme la frente, que quede claro.
-¡Oye! ¡Que no quiero ver tu culo!
-Yo el tuyo si.
Le pego la pierna por la parte trasera a modo de adveración. Abre la puerta para salir del baño.
-Buen día señor Werns -dice mi secuestrador.
-Buen día -me despido, desde abajo.
-Buen día, jóvenes...
Al estar a unos metros de la tienda, al fin me baja. Me cruzo de brazos delante suya sin decir nada.
-Estás roja.
-¡Me ha bajado la sangre a la cabeza!
-Seguro que es eso... Admite que estás roja por las maravillosas vistas que tenías allí abajo.
-No tenía buenas vistas, idiota -digo enfadada, encaminándome calle a bajo.
-Yo las tenía.
-No me provoques o te romperé otra parte de tu cuerpo.
Me pasa el brazo por los hombros y me planta un beso en la cabeza.
-Vaalee. Ya paro, ya paro.
Sonrío orgullosa sin que me vea. Seguimos unos metros en silencio hasta que llegamos a uno de los destinos. Una casa pequeña pero acogedora, al final de esa calle. Según lo que sabemos allí hay una chica que encaja con la descripción. Lo único que no sabemos es si tiene padres del mismo género o no.
Gael llama a la puerta, sin quitar el brazo que me rodea.
Nos abre una mujer de unos cuarenta años, con una sonrisa encantadora.
-Hola chicos, ¿en que os puedo ayudar?
-Hola buscamos a...
-A una chica de unos... De nuestra edad más o menos.
-Aquí no vive ninguna chica, lo siento. Solo está mi hijo que tiene diecinueve años.
-¿Le gustan las tías o prefiere los tíos? -Suelta mi acompañante, sin vergüenza alguna.
Abro los ojos como platos y le doy un manotazo no muy discreto.
-Disculpe a mi amigo... Ya no la molestamos más señora, que tenga buen día.
Tiro de su mano en dirección contraria a la que habíamos ido. Cuando estamos suficientemente lejos de la casa de la señora me paro.
-¿Estás loco? ¿Qué maneras son esas de preguntar si le gustan las chicas?
-Era para ir al grano.
Me pellizco el puente de la nariz en busca de paciencia.
-Déjalo... Mejor vámonos a otra calle.
-Que sepas que la palabra "amigo" me dolió.
-Seguro que te dolió menos que mi puñetazo -bromeo, evitando reír.
-Tu ríete, que quien ríe último ríe mejor.
-Lo que tú digas...
Acto seguido pone los ojos en blanco. Antes de que pueda responder a ambos nos vibra el teléfono.
Lindzon
Alder: Encontrada
Galletitaaa ❤️🩹: Calle del farol núm. 56
Nos miramos con una sonrisa y salimos casi corriendo en dirección a esa casa.
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El reino de Lindzon
FantasyCandy es una adolescente que nació bruja. Ella vive en AmberFall un ciudad normal. ¿O quizás no? Al largo de sus estudios universitarios se dará cuenta de que no es la única persona no humana en su ciudad. Descubrirá que mucha gente no es lo que apa...