Endulzamiento

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-A ver, sigo sin entender la diferencia -repite mi mejor amiga.

-Hasta yo la he entendido -añade Gael pasando por al lado del sofá mientras come una manzana.

-Tu cállate. Además, ¿qué haces aquí? Sabes que puedes volver a tu casa ¿verdad?

-Tu amiga prefiere que esté aquí -explica apoyándose en la isla de la cocina-. ¿Macarrones o espaguetis, brujita?

-Macarrones -hablo, al fin.

-¿Es tu cocinero? -Pregunta Aya esta vez hacia mi.

-Se podría decir.

-Vampirina, ¿te quedarás a cenar tú también?

-Ya que me lo propones, me quedo.

Gael asiente y nos da la espalda para ponerse a cocinar. Agarro a Aya de la muñeca para ir a la Koucla.

-A ver, lo diré más fácilmente. En ciertos amarres te piden sacrificios, en los endulzamientos no pasa.

-Ahh, haberlo dicho así desde un principio.

Mientras le explico algunas diferencias de más, nos dedicamos a buscar los ingredientes necesarios.

-Este es un endulzamiento bastante sencillo, pero muy poderoso. Debes estar segura de que quieres hacerlo ya que luego no hay vuelta atrás.

-Estoy segura, quiero que Eilan y yo estemos juntos.

-Se te va a acabar la época de liarte con el primero que pilles -le recuerdo mientras enciendo la vela rosa.

-Bueno da igual, estoy segura Candy.

-Entonces... Vamos allá. Primero debes abrir el recipiente que hemos agarrado y echar un chorro de miel que cubra toda la parte inferior.

Sigue mis primeras instrucciones con una sonrisa en la cara.

-Ahora escribe su nombre con boli rojo siete veces -mientras lo hace le explico más-. Cuando acabes debes atar este papel con el hilo blanco.

-Listo -me dice tendiéndome el hilo con el papel colgando.

-Perfecto ahora déjalo allí pero no lo pierdas. -Me hace caso sin decir nada-. Muy bien, ahora viene lo malo porque necesito tu sangre.

-Eh, ¿mi sangre?

-Puedo hacerlo yo, pero ¿te crees capaz de aguantar oler sangre?

-Emm... Creo que sí. De hecho Owen me puso a prueba varias veces.

-Entonces vamos a ello. Gírate, seré rápida.

Agarro el pequeño cuchillo que tengo cerca. Me tiende la mano, la cual acepto, y la corto en la parte superior de su dedo índice. Rápidamente coloco su dedo encima de la miel para esperar que caigan siete gotas. Al tenerlas todas le coloco una gran cantidad de gasa en el corte.

-Ya está, ¿estás bien?

-Pues si -me dice girando su mirada en mi dirección-, mejor de lo que esperaba.

Le sonrío orgullosa, de lo mucho que sabe en poco tiempo de tener esta vida. Mezclo la miel con su sangre.

-Aya, con tu dedo mismo, eso da igual, esparce miel por el papel.

-Vale.

-Ya está -me avisa segundos después-, ¿ahora que?

-Casi nada. Coloca aquí encima el papel sin que llegue a tocar la miel.

-¿Así?

-Si, perfecto -respondo mientras agarro yo el hilo-. Ahora apaga la vela, sin soplar eh, puedes hacerlo con tus dedos o con lo que está al lado. Luego de esto debes ser rápida y echar su cera dentro de la mezcla.

-Entendido.

Acto seguido apaga la llama con su dedo índice y su pulgar. Agarra la vela para tumbarla encima de la mezcla. Caen algunas gotas de cera antes de que se seque. Hecho esto, alcanzo la tapa del bote y lo cierro.

-Ale, hecho.

-¿Ahora que hacemos?

-Te lo llevas a casa, pero no ha acabado. Debes seguir una lista que te daré y así poder llevar a cabo el endulzamiento.

-Uf, vale.

-Es sencillo, no te preocupes.

Escribo las normas que debe seguir y se lo doy.

-Vamos a ver -dice antes de leerla-. Mhm... Vale, pues si que es fácil.

-¿Ves?

Salgo de la Koucla con mi mejor amiga detrás. Lleva una sonrisa en la cara. Y pensar que hace nada estaba de fiesta con tres tíos por noche...

-Vaya dos pa, eh -comenta sacándome de mis pensamientos.

-¿Eh?

-Tu con Gael y yo con Eilan.

-Ah, si, si.

-¿Qué chicas? ¿Habéis acabado con la brujería? -Anuncia uno de los aludidos.

-Si. Oye Miler.

Nos sentamos en dos taburetes de la isla de la cocina.

-Dime.

-¿No te da miedo salir con una bruja?

-¡Oye! -Exclamo ofendida.

-El que no arriesga no gana.

-¿Y tú crees que vas a ganar?

-Ya he ganado.

Me sonrojo inconscientemente así que agacho la cabeza. Aya se ríe en silencio pero logro escucharla.

Al levantar la mirada los dos me están mirando pero se giran al instante.

-¿Le queda mucho a la cena? -Rompe el silencio mi mejor amiga.

-No me metas prisas eh, te esperas.

-Baja esos humos, Miler. No me hables así.

-Puedo hablarte como me dé la gana.

-No le hables así -intervengo.

-Vale.

Aya abre la boca ofendida pero divertida, yo sonrío orgullosa y Gael se pone de nuevo con los macarrones.

Minutos más tarde él nos planta dos platos de macarrones a la boloñesa, delante nuestro. Tienen una pinta increíble, se nota que no son unos macarrones cualquiera.

Se sienta delante nuestro con su plato.

-Mmmm... ¡Que buenos!

-Lo sé, soy el mejor.

-Cocina de maravilla -concuerdo.

Cenamos en silencio y como ya es tarde, Aya se queda a dormir.

-Lo siento Miler, hoy te robo a la novia.

-No me parece bien que prefieras dormir con tu amiga antes que conmigo.

-No seas celoso Gael, mañana ya dormiremos juntos. -Le doy un beso en los labios antes de encaminare hacia arriba con mi mejor amiga.

Mientras subimos las escaleras veo por el rabillo del ojo como Gael le lanza una mirada asesina a Aya, mientras ella le enseña la lengua como una niña pequeña.

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Intento subir capítulos lo más seguido que puedo, pero no tengo mucho tiempo libre ajajajaj

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El reino de LindzonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora