Confesiones

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Estoy tumbada en el sofá mirando la televisión mientras como palomitas. Zenko está dormido a mis pies.

Estoy viendo una película de terror, me encantan.

Justo en el momento que la protagonista es atrapada por el asesino llaman al timbre.

-¡Joder! -Exclamo del susto.

Paro la película y me levanto a abrir la puerta. La abro para ver quien es. Detrás de la puerta de barrotes veo a mi mejor amiga. Abro la otra puerta con un botón para que pueda entrar.

-Hola galletita. ¿Qué haces aquí?

-Me aburría así que he venido a verte -me dice.

Al llegar a mi lado me abraza y a continuación entra en casa.

-¿Has venido a aburrirnos juntas?

-Básicamente -responde comiendo un par de palomitas-. Tía, tienes una obsesión con las palomitas.

-No es verdad -le digo sentándome a su lado.

-Que calor, aquí dentro no es lo mismo que allí fuera.

-No tardarán muchos días en empezar la nevada.

-Como cada año...

Se agarra el pelo para hacerse un moño bajo y suelto.

-¿Qué tienes allí? -Le pregunto pasándole el dedo por su cuello.

-¿Eh?

-No me jodas... ¿Quién te mordió?

Se tapa rápidamente la mordida de su cuello y me mira.

-No puedo decírtelo... ¿Y como sabes que es?

-Eh... Eso da igual. ¿Sabes todo lo que tienes que saber, Aya?

-Si, Owen se ocupó de que yo sepa todo.

-¡¿Owen?!

-Mierda...

Espera, ¿Owen es vampiro?

Eso parece...

Que fuerte.

-Finge que no he dicho nada.

-Soy una tumba. Pero no me lo esperaba.

-¿Y yo si?

-¿De Lindzon? ¿Sabes algo?

-Lo conozco. ¿Oye porque sabes tanto? -Me pregunta girando completamente hacia mi. -No me digas que...

-No, no soy vampira pero... Soy bruja.

-¿Eres bruja? -Me pregunta sorprendida pero con una sonrisa. -Que fuerte y yo sin saberlo.

-En teoría no se puede decir nada.

-Lo sé, lo sé.

-¿Cuándo fue?

-En la fiesta de Halloween.

-Detalles.

-A ver... Estaba yendo al baño y me encontré a Owen. Empezamos a hablar tal y cual pero no me enteraba de lo que decía por la música. Entonces me acerqué para oírlo y entonces me mordió. Por eso me dejó allí sola un momento y fue al coche a buscar algo por si me mareaba. Desde ese día hemos estado hablando y me ha contado todo lo que debo saber.

-Y yo pensaba que te lo estabas ligando...

Soltamos una ligera carcajada a la vez.

-Te toca, cuéntame tu vida de bruja.

El reino de LindzonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora