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SEGUNDO ACTO: HURACÁN.

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Ash no desperdició la ocasión para mirarlo de reojo. Era su primera vez en presencia de Nezumi, no de Eve. Y debía hacer una observación: desde sus ojos, se veía más atractivo sin el disfraz. Más rudo, mucho más varonil, más exquisito. Sin embargo, seguía pareciendo delicado, y moviéndose con mucha elegancia.

Sin previo aviso, su pálido acompañante tomó las sopas y se encaminó a la cocina para servirla en una olla y calentarla. Estaba algo fría por el viaje de poco más de una hora.

—Lamento que Eve no pudiera acompañarnos el día de hoy. —bromeó. —Entenderás que una mujer como ella tiene una vida llena de compromisos.

—No importa. Espero que no se vaya a molestar conmigo por esto, pero ¿para qué querría a Eve teniendo a su "hermanito", quien es por mucho más atractivo?

—Caray, gracias. —le sonrió. Pero no era una sonrisa burlona, sino una coqueta y sensual que lo dejó encandilado. —A mí también me gustaría conocer a tu hermanita, ¿quieres que te traiga mis zapatillas?

Ash no dijo nada, sólo se echó a reír y miró a Nezumi de soslayo, quien ahora parecía introspectivo y también estaba mirándolo, como un ratón que esperaba el momento adecuado para escabullirse del gato.

Claro que esto no pasó desapercibido para el joven Callenreese, quien podía leerlo como un libro. O más bien como un poema pretencioso en inglés antiguo, el cual si bien tendría que ponerle algo de empeño, al final podría entenderlo y valdría la pena el esfuerzo.

"¿Arrepentido de coquetear, ratoncito?

¿Y qué harás ahora? ¿Cambiarme de tema?

Bueno, seré clemente."

—En fin, creo que sé por qué me llamaste a solas y en este lugar. —pronunció, adelantándose a Nezumi a ponerse serios.

—¿Ajá? ¿Entonces ya sabes que hay un infiltrado en tus filas? —prendió la estufa e hizo una señal con su mano para invitarlo a sentarse en el sofá, a unos metros lejos. Caminaron hacia allá y tomaron asiento.

—Tengo la sospecha. —respondió Ash.

—Y yo tengo la certeza.

Esto dio pie a que Nezumi pudiera revelar el hecho de que, desde las órdenes más altas, estaban buscando el momento ideal para deshacerse de él. Un instante en el que estuviese con la guardia baja y lejos de su zona. Estaban preparados para cuando llegara ése momento, y lo sabrían porque su espía era, ni más ni menos, su chofer. Aquel con el perfil más bajo, pero que se entera de todo. De todo, menos del efectivo método de espionaje de Nezumi, quien se había dado a la tarea de investigar por horas a todos los hombres con los que Ash trabajaba.

—Lo imaginé. —respondió el rubio, algo cansado mentalmente. —Estoy un poco decepcionado. Ha trabajado para mí desde que era un líder de pandillas, y aunque no diría que es uno de mis hombres de confianza, le tenía cierta consideración.

—¿Blanca no te enseñó que no debes cegarte así por nadie? ¡Pero si es un tema de sexto grado!

—No, él no hizo nada más que reiterarlo; eso lo aprendí por mi cuenta. Si me hubiera cegado, no tendría mis reservas.

—Eso está por verse, blondie. No creo que hayas venido a pie, ¿quién te trajo? ¿Tu chofer? No me vayas a decir que está estacionado aquí en la esquina.

—Así es, me trajo un "chofer" pero no el mismo. Salí en secreto de Manhattan, con Blanca a mi lado, y con Shorter en el volante. Confío en ellos con mi vida. Y aun así solicité que me bajaran antes, y Tsukiyo me terminó de guiar hasta tu casa. No soy tonto, Nezy. No tienes por qué darme clases de cómo cuidarme, por algo es que sigo vivo en este infierno, ¿no lo crees?

𝗕𝗔𝗡𝗔𝗡𝗔 𝗦𝗜𝗫 [Nezumi x Ash Lynx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora