Nunca es tarde para un cambio. (Editado)

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POV Airam

Una vez leí que hay dos tipos de amor: el amor de tu vida y el amor para tu vida. Cuando salía con Draco, creía que él era ambos. Imaginé que lo tendría a mi lado para siempre. Con el paso de los años, comprendí que él era solo el amor de mi vida, porque ya había encontrado el amor para su vida. Quizás Astoria también es el amor de la vida de Draco. Por eso tomó la decisión de dejarme atrás y seguir su camino junto a ella. El amor, muchas veces, no es mutuo, y aunque yo diga que él es el amor de mi vida, no significa que yo sea el de él.

Con el tiempo, me fui adaptando a mi nueva realidad. Vivía con Lía en un pueblito a las afueras de Italia, un lugar donde nunca imaginé encontrar tanta serenidad. Me dediqué a la investigación de animales mágicos, disfrutando cada momento en el que podía estudiar su naturaleza, sus comportamientos y su magia. Era como un bálsamo para mi alma herida.

Seis años habían pasado desde que me gradué de Hogwarts, y mi vida transcurría con una calma melancólica. De vez en cuando, me comunicaba con mi hermano Blaise para mantenerme al tanto de su vida. Pansy había dado a luz a su primer hijo recientemente, y aunque me alegraba por ellos, no podía evitar sentir una punzada de envidia. En mis últimos años en Hogwarts, me había imaginado un sinfín de posibilidades para mi futuro, pero nunca había previsto vivir una vida tan distinta a la que soñé.

No me gustaba hablar del tema; lo evitaba a toda costa. Con el tiempo, aprendí a estar sola. Asistí a múltiples bodas: Harry, Hermione, George. Era gracioso ver con quién se casó George; no pude parar de reír en toda la boda con los chistes de Fred sobre su hermano casándose con su exnovia. Amaba a los gemelos, y durante mis años en Hogwarts, nunca me aburría con ellos. Siempre fueron un bálsamo para mi corazón. Aparte de mi hermano y Lía, ellos eran los únicos que sabían dónde vivía. Tuve que decírselo porque, según ellos, no avisarles cuando me fui los había herido profundamente.

Me dirigía a un café a unas cuadras de mi casa para encontrarme con Fred. Estaba emocionada de verlo; la última vez había sido en la boda de George. Al llegar, mi corazón se llenó de felicidad al verlo. Siempre lograba alegrar mi día. Al verme, se levantó para abrazarme.

—¿Cómo ha estado mi serpiente favorita? —saludó Fred, su sonrisa amplia y sincera.

—Bien, enfocada en mis animales, distrayendo mi mente. ¿Y tú?

—Igual, muy ocupado en la tienda con George. El negocio sigue creciendo.

—Todavía me parece increíble cómo les va tan bien en su tienda. Me alegro mucho por ustedes, pelirrojo.

Fred me sonrió, pero su rostro se puso serio, una expresión rara en un gemelo Weasley.

—Airam, no quiero ser duro, pero ¿cuánto tiempo más vas a estar aquí? Sé que te gusta este mundo, pero imagina las grandes cosas que podrías lograr si regresas.

—No lo sé, Fred. Me gusta vivir aquí. Es tranquilo y me da paz. Aún no domino bien el italiano, pero me gusta. Además, no quiero regresar y encontrarme con Malfoy en la calle.

—No creo que eso suceda, linda. Estos últimos meses no sale de su mansión porque está ocupado cuidando a su bebé.

A veces, los gemelos hablaban antes de pensar. Pero en esta ocasión, no era culpa de Fred, sino mía, por evadir toda información sobre Malfoy. Lo miré con sorpresa.

—Mierda, perdón, Airam. Pensé que ya lo sabías. Salió en el periódico.

—Lía no me deja leer el periódico. Bueno, felicidades a Malfoy. Supongo que es una buena noticia —le sonreí falsamente, tratando de esconder el dolor.

Y aún así te esperé ✨️Draco Malfoy✨️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora