Capitulo 16

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Ya avían pasado dos días desde aquella noche

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Ya avían pasado dos días desde aquella noche.

A Elyan se le veía demaciado bien aquel anillo, me sentía feliz.

Cuando su madre lo vio, reaccionó de una manera feliz. Esa reacción no la esperaba, pero me gustó ver qué nos apoyaba.

Está mañana desayuné con él y su madre, después me despedí y entre a mi despacho ha seguir trabajando como todos los días.

Deje unos papeles en el escritorio y me recosté en el asiento, necesitaba un pequeño descanso de cinco minutos.

Cierro mis ojos un poco, pero unos gritos afuera hacen que los vuelva a abrir. La puerta de mi despacho es abierta y por esta entra la madre de Elyan muy desesperada.

—Majestad, su padre ha vuelto y está gritándole cosas feas a mi hijo — dice y de inmediato me levanto y a pasos rápidos salgo del despacho.

Camino a pasos rápidos hasta la entrada que es donde se escuchan los gritos, veo a mi padre de espaldas a mí y a Elyan frente a él, sollozando.

Levanta su mano para golpearlo, pero llegó hasta él y la sostengo con fuerza.

—No te atrevas a golpearlo — digo furioso.

Quita su mano con brusquedad y coloco a Elyan atrás de mí, protegiéndolo.

—¿Que crees que estás haciendo? — dice con enojo — estás con un chico, ¿Es enserio? Y para mala suerte un plebeyo.

—Cállate — digo entre dientes.

—¡Soy tu padre! — grita — debes tenerme respeto.

—El respeto se gana, padre — digo con ironía — me importa muy poco lo que pienses, Elyan es mi pareja y punto.

—¿Te estás escuchando? ¡Es un hombre! — grita — un hombre y un hombre no pueden ser pareja.

—Claro que sí — digo entre dientes — y si intentas hacerle daño juro que lo pagarás — amenazó.

—Soy tu padre, no serías capaz de dañarme — me quedo en silencio y vuelve a hablar —Debes enfocarte en el pueblo, en tu reinado. Creí que esa enfermedad se te avía quitado, creí que estabas curado.

—Yo también tengo algo que vale la pena proteger.

—Cambias a Vanessa por él — ríe — que absurdo.

—Lárgate de mi palacio — gritó

—Es mío, yo fui rey aquí.

— lo has dicho, lo fuiste, ahora yo soy el rey y tengo derecho a correrte.

— soy tu padre, no puedes hacer eso —

— no confío en tí, trataras de dañarlo —

Se mantiene en silencio.

El Corazón Del Rey [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora