|𝐏𝐀𝐑𝐓 𝐎𝐍𝐄|

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𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝐔𝐍𝐎 - 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐔𝐍𝐎

𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀𝐒 𝐃𝐈𝐑𝐄𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒

𝐀𝐯𝐨𝐧𝐥𝐞𝐚 𝐧𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐞𝐱𝐚𝐜𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐮𝐩𝐨𝐧í𝐚 𝐬𝐞𝐫

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𝐀𝐯𝐨𝐧𝐥𝐞𝐚 𝐧𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐞𝐱𝐚𝐜𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐮𝐩𝐨𝐧í𝐚 𝐬𝐞𝐫.

Cuando su hermana mayor le dijo que se mudarían a Avonlea de todos los lugares, Adelaine pensó que sería mejor saltar de un acantilado, directamente al agua fría y mortal. No es que quisiera quedarse en Londres, porque definitivamente ese no era el caso. Odiaba Londres, con todos los latidos de su corazón. Estaba cansada de que la miraran y la juzgaran solo por su familia. Una familia que ya no existía, pero el punto seguía en pie.

Así que estaba feliz de dejar Londres, la parte que no le gustaba era todo el asunto de Avonlea. Ella era una chica inteligente y curiosa, por lo que investigó sobre el sitio tan pronto como recibió la noticia. Un pequeño pueblo, cerca de Charlottetown, en la isla del Príncipe Eduardo. Y ella sabía lo que significaba, los pueblos pequeños son comunidades cerradas, todos se conocen y todos son bastante cercanos. Y ese
era el enigma. Adelaine de todas las personas no era del tipo que hablaba o se hacía amiga de la gente fácilmente. Ella era más del tipo de chica rara de “mírame y te mato”. Se metió en muchos problemas por decir lo que pensaba en el pasado, pero eso nunca la ha detenido.

“Una mujer solo debe hablar si le hablan”. Y esa era una de las muchas razones por las que no le gustaba su madre.

“¿Qué tienes en mente?” La voz de Samantha la sacó de sus pensamientos como un fuerte huracán, devolviéndole a la realidad que no estaba preparada para afrontar. Sus ojos se asomaron a la ventana del tren, los árboles y pequeños edificios que se podían ver pasar rápido a su lado.

“Nada”. Samantha le dirigió una mirada de complicidad, lo que hizo que Adelaine suspirara y sacudiera la cabeza suavemente, sus pequeños rizos rebotando de izquierda a derecha. “Todo”.

“Buenos, de nada a todo hay una gran brecha”. Se burló de su hermana pequeña, haciendo sonreír suavemente antes de que su rostro volviera a ponerse serio. “Habla, todo lo que tengas que decir solo sácalo. Siempre te escucharé”. Samantha adoptó una actitud más adulta, enderezándose en su asiento lista para escuchar lo que tenía tan callada a su hermana, que por lo general era muy habladora.

“Es solo-”. Se detuvo, sus ojos aún estaban pegados a la vista mientras pensaba en sus palabras. Por primera vez en mucho tiempo se dio la vuelta, encarando a Samantha, quien la miró intrigada. “¿Es esto realmente necesario, Sam? Quiero decir, ¿no podríamos ir a, no sé…? ¿Nueva York? ¿Toronto? ¿Alguna ciudad donde hay mucha gente para juzgar y no solamente a nosotras?” Ella rogó, sus ojos suplicando suavemente.

“No podemos, y lo sabes”. La de ojos verdes miró fijamente a su hermana, quien simplemente suspiró dramáticamente, echando la cabeza hacia atrás. “No tenemos una casa en Nueva York o Toronto, ni el dinero para comprar una. Lo que sí tenemos es una pequeña casa en Avonlea”. Sam explicó.

“Bueno, no quiero ir a esa casa”. Espetó Adelaine, elevando un poco la voz, haciendo que algunas personas a su alrededor se dieran la vuelta y las miraran confundidas. Samantha levantó una ceja hacia ella, claramente encontrando la situación más divertida que ella. “Lo siento, no era mi intención hablarte así”. Ella se disculpó. Su hermana se encogió de hombros, pasó un brazo por encima de su hombro y la abrazó con fuerza. “Solo que estoy cansada Sam, ya no quiero ser juzgada, no quiero callarme o actuar como una dama de primera clase porque no lo estoy”.

“No tendrás que, Dela, este es un nuevo comienzo. Aquí puedes ser quien quieras ser”. La miro a los ojos con sinceridad, acariciando su mejilla con la mano derecha. “Te lo prome-”.

“No”. Ella la interrumpió. “No lo prometas, por favor”. La mirada de Samantha se vuelve condescendiente antes de sonreír suavemente y asentir.

Un fuerte timbre hizo que la hermana Donchaster se sentara erguida, la plataforma de tren apareció por la ventana.

“Llegamos a la estación de tren de Avonlea”. Dijo el conductor a través del altavoz, mientras el tren se detenía lentamente. Samantha se puso de pie, agarró sus maletas de comportamiento y se dio la vuelta para mirar a Adelaine.

“¿Estás lista?” Preguntó ella, sonriendo brillantemente. Adelaine suspiro, levantándose de su asiento e imitando las acciones de su hermana mayor.

“Tan lista como nunca lo estaré”.



𝐍/𝐀: ¡𝐘 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚𝐪𝐮í! ¿𝐐𝐮é 𝐥𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚 𝐚 𝐀𝐝𝐞𝐥𝐚𝐢𝐧𝐞 𝐞𝐧 𝐀𝐯𝐨𝐧𝐥𝐞𝐚? ¡𝐓𝐞𝐧𝐝𝐫á𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐞𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐯𝐞𝐫𝐢𝐠𝐮𝐚𝐫𝐥𝐨! 𝐋𝐨𝐬 𝐯𝐨𝐭𝐨𝐬 𝐲 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐬𝐞 𝐚𝐠𝐫𝐚𝐝𝐞𝐜𝐞𝐧. <𝟑

𝐍/𝐓: 𝐄𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐨𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐲 ú𝐧𝐢𝐜𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐞 @-𝐇𝐕𝐌𝐌𝐈𝐍𝐆𝐒 𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐋𝐎𝐒 𝐂𝐑É𝐃𝐈𝐓𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐀 𝐒𝐎𝐍 𝐏𝐀𝐑𝐀 É𝐋/𝐄𝐋𝐋𝐀.


𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄𝐒 | 𝐆. 𝐁𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora