𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄𝐒 | 𝐆. 𝐁𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞

| 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘-𝐒𝐈𝐗: 𝐅𝐑𝐈𝐄𝐍𝐃𝐒 |

Por favor, voten y comenten, eso ayuda a que otras personas lleguen a la historia. Espero les guste el capítulo de hoy . Besos <3

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐒𝐄𝐈𝐒

𝐀𝐌𝐈𝐆𝐎𝐒

𝐀𝐝𝐞𝐥𝐚𝐢𝐧𝐞 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐭𝐚𝐛𝐚 un poco de silencio. Después del terrible momento que tuvo que pasar en la escuela esa mañana, ansiaba un poco de paz y tranquilidad, así que, tan pronto como terminó la clase, Adelaine agarró sus cosas y desapareció por la puerta, ignorando a todos los que la llamaban. No podía lidiar con Anne y sus disculpas, no podía lidiar con Ruby y su enojo por culpa de Gilbert, no podía lidiar con nadie en ese momento. Ella sólo necesitaba estar sola.

Entonces se encontró sentada en el porche, apoyando la espalda contra uno de los pilares con un libro que se suponía que debía estar leyendo cerrado sobre su regazo. Samantha estaba en el hospital y Adelaine no podía estar más agradecida por eso porque no tenía idea de cómo le explicaría por qué estaba sentada en el porche con los ojos rojos por el llanto que había pasado hacía un par de minutos.

No tenía idea de por qué la afectaba tanto, pero sentía que todo lo que había reprimido durante estos últimos años estaba a punto de estallar dentro de ella. Sintió presente cada emoción que había arrojado profundamente dentro de su mente, y la estaba volviendo completamente loca. El comportamiento de Anne fue sólo la gota que hizo que su vaso se desbordara.

El ruido de algunas hojas al aplastarse hizo que Adelaine girara ligeramente la cabeza para encontrar a Gilbert, caminando hacia ella con las manos escondidas en los bolsillos. Él le sonrió suavemente, mientras Adelaine volvía a mirar el libro que tenía entre sus manos.

"¿Me puedo sentar?" Preguntó amablemente, señalando con su dedo índice el espacio vacío a su lado.

Adelaine se encogió de hombros suavemente, sin importarle realmente si se quedaba o no, lo que provocó que Gilbert subiera el par de escaleras y se sentara sobre la superficie de madera del porche de Adelaine.

Permanecieron allí en silencio por unos momentos, simplemente disfrutando de la calma que los rodeaba mientras el viento frío golpeaba suavemente sus rostros. Adelaine miró hacia arriba, mirando el viejo y ahora familiar bosque que se extendía a unos pocos kilómetros de su casa, sus ojos se perdían en la distancia mientras sentía la fuerte mirada de Gilbert sobre ella.

"¿Qué estás haciendo aquí, Gilbert?" Adelaine preguntó con cansancio y finalmente se volvió para mirarlo.

Esta vez fue él quien se encogió de hombros. No es que Adelaine no disfrutara de su compañía. En realidad, de todas las personas que podrían haber estado sentadas en su porche, él era el que menos la molestaba. Simplemente, odiaba parecer tan afligida delante de la gente, odiaba mostrarse débil. Era un mal hábito que había adquirido en Londres y que no podía romper.