¡Ay! Me agotan los índices que señalan mis defectos. Que si antes callada, sumisa, perfecta; ahora rebelde, intolerable y ruidosa, tras acción reacción. Y yo, en altavoz esparzo el sentimiento que me obliga a adaptarme al momento. ¡Nada más!.
Ningún mensaje subyacente, ninguna trampa, ningún misterio.
Amargada, bipolar, incorregible
-me cuestionan- (Ya no soporto ver mi antiguo rostro en el espejo)
¿Víctima Yo? ¡No lo creo!
Ni un llanto más, ni un "Lo siento" más ¿Irreconocible, sugestiónable, introvertida para tí? No me disculpo por no ser quien tu creíste, por no ser quien conocías; sólo soy la figura que moldearon tus golpes.