Hola: Solo quería decirte que todo está bien, que sigo aquí aferrada a nuestro espacio, a nuestro idioma (ese idioma que se valía solo de un cruce de miradas para saber cómo nos había ido el día) - (Pausa para respirar)- Qué tonta soy esperando respuestas como si fuera un diálogo, ¡perdóname!, es la costumbre. ¿Decía? Sigo aquí en la misma dirección, la misma casa, el mismo barrio, la misma gente (aunque la gente igual me importa poco como siempre)… siguen ahí esperando que algo cambie para comentar, inventar, asumir o presumir en primicia los detalles de tu partida .... Pero como sabes la gente, ¡ay la gente! Son solamente algo más que adorna la calle, y la calle algo que conduce a esta casa, ellos… ellos son prescindibles. A veces creo escuchar tu voz y me asomo a la puerta con el corazón radiante de alegría, y ahí recuerdo que es imposible, que no estás ... pero mi mente es incapaz de procesar absurdos y es tan fuerte, ¡tan fuerte!, que sigue enviando lapsos de recuerdos, de olores, de sonidos que me hacen perpetuar tu presencia… siempre me dijiste que mi mente era un divino tesoro, que debía cuidarla, que debía retenerlo todo y te hago caso… mi mente te sigue reteniendo, te mantiene cautivo con camisas de fuerzas a ella… ¿sabes? no he llorado nada, créeme, no lo he hecho, no puedo… llorar sería asumirlo, reconocerlo, conformarme… ¡Y no, qué va!, no soy del tipo conformista, tú me lo enseñaste como mismo me enseñaste a reír y disfrutar de la lluvia aunque la lluvia presagiara la tormenta. Te amo con todas mis fuerzas, ¿acaso lo sabes?, te amo tanto que dejarte libre para que emprendieras, tu propio vuelo era lo más sensato (y sabes que ser sensata no es mi fuerte), ¡así te amo!..tanto te amo que esperaré hasta que volvamos a encontrarnos en algún lugar y pretendamos ser extraños nuevamente para poder fabricar (juntos) nuevos sueños. Hasta ese momento… Siempre Tuya Yo
