En el manto negro de la noche caminan los muertos, caminan entre siglos de historias ajenas y propias. Zombies condenados a este cruel espacio de tiempo que no permite descanso ni vida eterna. Yacen aquí, en esta tierra de interminable lucha las almas desahuciadas de esta guerra, con la triste esperanza de algún día revivir en este infierno, y condenar al cruel juzgado que con grilletes del demonio mantienen cautivos sus espíritus. Los muertos no hablan, no caducan, esperan lentamente su destino; muertos en silencio que deambulan en las calles, esperando que algún Dios los libere, muertos que respiran, muertos que sueñan, muertos que no saben que están vivos.