Angel de la Guarda

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Angele Dei,
qui custos es Mei,tibi commissu pietate superna,
me illumina, custodi,
rege et guberna.

Tus ásperos dedos se deslizan noche a noche entre mi pelo;

esos dedos que fueron sostén de tanta vida.

Desaparecen entre mis lágrimas y sollozos

los dolores que acarrearon tu cuerpo,

que cegaron tu mente,

y te convirtieron en simple abono de tierra.

Noche a noche tu silencio calman mis dudas,

destinas cada segundo de tu eterna gloria

para velar mis sueños.

No te veo, no te escucho, pero te siento aquí,

como si nunca te hubieras marchado;

como si tú, en esa simple partida de ajedrez llamada vida,

le hayas dado jake mate a tu oponente

y pactado una nueva era al lado de los tuyos.

Noche a noche, tu respiración se hace mía,

no me hablas, no me sonríes,

solo estas ahí, inerte en lo oscuro de mi cuarto, cuidando de mis días.

Y yo, a pesar de la pesadilla interminable en la que existo,

no me importan ya los índices que señalan

el material inmoldeable del que estoy hecha,

no le temo a la muerte,

no le temo al tiempo,

porque sé que noche a noche,

cuando reina el silencio,

a mi lado,

tengo a un Ángel.

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