23: Café.

494 39 2
                                        


Hay dos canciones que me gustaría que escucharan mientras leen esto (que aunque me inspiraron para escribirlo nada tienen que ver con lo que está escrito, pero aún así estaría bien que las escucharan) Cold Coffee - Ed Sheeran y I Don't Even Know Your Name - Shawn Mendes.


Aquel podría no ser el mejor trabajo del mundo, pero lo soportaba por el simple hecho de poder verlo (y, también, porque gracias a ese empleo podía afrontar la parte que tenia que pagar por su educación universitaria): Iba casi todos los días (en los que él estaba de turno) en las horas de la tarde y siempre se sentaba en la barra a tomar cualquier variedad de café y comer cualquier pastelillo que tuviera chocolate o fresas en sus interior.

Y sí, tan guapo era que ya sabía lo que iba a pedir.

Luke arregló su delantal y su cabello una vez más en un intento de llenarse de coraje y sonrojarse al momento de llevarle su orden del día al guapo moreno: Capuchino y un pequeño pie de moras.

Miró al chico de reojo. Ni siquiera sabia su nombre. Desvió nuevamente la vista a la bandeja y respiró: Es solo un chico, Luke y es tu cliente. Vamos, sabes que te pagan por persona a la que atiendas. Por fin consiguió hacerse ir a dejar aquella orden.

Dejó la bandeja enfrente del chico y estaba a punto de irse cuando este le dijo: "¿Me podrías traer un pastelillo de nuez y chocolate, por favor?"

En ese momento se vio forzado a mirarlo a la cara e intentó asentir rogando al cielo no estar sonrojado.



Se había sonrojado. Luke se había sonrojado. Sabia que se llamaba así por la pequeña placa de metal con aquel nombre escrito con marcador negro y caligrafía totalmente descuidada.

Se había dado cuenta. Calum sentía la manera en la que lo miraba de lejos y la manera en la que evitaba hacer lo mismo cuando tomaba y dejaba su orden. Debía de admitir que desde que se había dado cuenta de eso, hacia una que otra cosa para quedarse unos momentos más en aquel Café.

No era feo. De hecho, era guapo. Era tan atractivo que se veía bien en aquel terrible delantal blanco.

Pero, a pesar de la gran atracción que sentía por él, no iba a hablarle.

Es más, no podía hablarle.

Pero, algo dentro de él si que quería hacerlo pues podría haber jurado que aquel "¿Me podrías traer un pastelillo de nuez y chocolate, por favor?" había sido totalmente involuntario.



No sabía cual de todos aquellos malditos y pequeños pastelillos era el de nuez y chocolate. Es más, ¿Vendían ese sabor de Cupcakes en aquel Café?

Rebuscó y rebuscó pero no encontró nada, hasta que tuvo que preguntarle a Sarah* y ella lo mandó a la cocina para que tomara el que el cliente quería y de una vez trajera la bandeja de masas frescas al mostrador.


Hizo todo eso en al menos diez minutos y agradeció aquellos pequeños momentos de paz antes de tener que volver a ver al moreno.

Puso uno de los pastelillos en un plato y lo puso al frente de aquel chico, el cual miró el plato y unos instantes después dijo: "¿No me lo podrías dar en una bolsa para llevar?"

Tienes que estar jodiendo.



Cake One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora