26: "Chico Jirafa"

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Cuando Calum subía al ascensor todos los domingos a las diez de la mañana, con una bandeja con dos cafés y una bolsa de donas en sus manos, Luke Hemmings entraba tranquilamente a aquel lugar con una toalla colgada en su hombro y una gran mancha de sudor en su camiseta gris clara.

Olía a mierda y, para cagar la mañana de Calum, aquel rubio se hacía lo más cerca posible a él.
Hood ya se había planteado, miles de veces, la posibilidad de empezar a usar las escaleras si con ello se evitaba el dolor de cabeza que resultaba compartir su espacio vital con aquel chico por lo tortuosos minutos que tardaba el ascensor en dejarlos en su piso, pero, siempre descartaba la idea de dejar de usar el ascensor por dos razones: La primera, era domingo, no tenia ni la energía ni las ganas de moverse más de lo estrictamente necesario. La segunda, seria totalmente inmaduro que dejara de usar el ascensor simplemente porque aquella jirafa atrapada en el cuerpo de un adolescente decidía usarlo también.

Cuando las puertas de aquel aparato se abrieron en el piso 4, ambos jóvenes salieron y caminaron en la misma dirección y, cuando vieron sus puertas, cada uno se dirigió a su residencia (que quedaban una frente a otra cruzando el pasillo) y entró en ella silenciosamente. 

Cuando Luke abrió la puerta lo primero que vio fue la gran nube de humo negro que empezaba a colarse en la sala, proveniente de la cocina. Hizo una mueca de disgusto mientras tomaba la toalla que tenia a su hombro y la colgaba en el perchero: "¡Michael!" Abrió las ventanas que tenía a su paso mientras, tapándose la boca con la mano, entraba en la cocina y apagaba la estufa. "¡Michael! Dejaste quemar lo que sea que estuvieras preparando." 

Clifford aclaró su garganta antes de hacer una mala y chillona imitación de la voz de Luke "¡Michael! Dejaste quemar lo que sea que estuvieras preparando. ¡Michael! Recoge tus calzoncillos. ¡Michael se te está haciendo tarde para ir a la universidad. ¡Michael! No olvides llevar tu uniforme de trabajo. ¡Michael! No hiciste la compra y esta semana era tu turno." El chico de cabello de color rodó sus ojos mientras se quitaba la camisa que tenía puesta para después moverla a través del aire en un intento de sacar el humo de manera más rápida por las ventanas. "No pareces mi mejor amigo, pareces mi madre, Hemmings." 

"Sabes que yo soy muy tranquilo en todo, pero, estamos viviendo juntos y acordamos hacernos responsables de lo que acordamos cuando empezamos a vivir aquí... Eso es todo, Mickey." 

"No cuenta que me llames Mickey para intentar hacerme sentir culpable, Luke." 

"No te digo así para hacerte sentir culpable, es solo que intento que cumplas las reglas que acordamos." 

"Hablas como si nunca hubiera cumplido ninguna." 

"Pues..." El rubio se encogió de hombros mientras sacaba una botella de Zumo de mora de la nevera y empezaba a beberla a largos sorbos. 

"No hables mierda. Al menos he cumplido la más importante: No coger aquí." 

No supo por qué, pero se atragantó un poco con el zumo antes de reír y limpiar el hilo de bebida que bajaba por su barbilla "Oh, por Dios, ¿Y cumplir esa regla es suficiente para ti? Solo has cumplido esa..." 

Clifford sonrió mientra empezaba a caminar hacia su habitación "Esa es la única que haz roto tú." 

"¿Ah? ¿De qué hablas? Nunca he traído a nadie a quí para es-" 

"En tu imaginación si que lo haz hecho. No creas que no es obvio que tienes sueños húmedos con el vecino de al frente." Y entonces, Michael Clifford casi sufre una lesión de cuello severa causada por una almohada y una botella de plástico lanzadas con fuerza abismal sobre él por Luke Hemmings. 


"¡Amor!" Fue lo primero que escuchó Calum cuando entró a su apartamento y dejó la comida que traía en la mesita de centro de la sala. Amaba ver a su novia con sus camisetas puestas. Rose era una de las chicas más hermosas que había conocido en su vida y desde que eran novios hace algo más de 9 meses, estaba feliz. 

Cake One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora