Tomó su mano y sintió como todo, de alguna manera, cobraba sentido.
Era bastante extraño sujetarte de manos con un chico delante de todos, pero era aún más raro que ese chico, fuera la razón por la que sonreías.
Contuvo la respiración mientras sentía como el hermoso muchacho de ojos cafés entrelazaba sus dedos con los de él, bajando la mirada algo apenado y casi de inmediato sintió como sus propias mejillas se tronaban totalmente rojas. Intentó tranquilizarse, tomar todo con calma y hacer como si no pasara nada, pero no podía, su estómago era un remolino de sensaciones que iban desde la felicidad hasta las ganas de vomitar.
-¿Luke? –Al escuchar al muchacho decir su nombre, no pudo evitar sentir eso que siempre sentía cuando le dirigía cualquier palabra, por mínima que fuera. Se recriminó mentalmente. Era increíble la manera en la que había cambiado este último año. Salir del closet había sido algo difícil, entrar a la universidad, había sido el doble de difícil, pero evitar enamorarse de Calum, era misión imposible. Había cambiado de maneras increíbles, que aún le costaba comprender, pero el mayor factor de cambio, había sido Calum, pues, hace un año, sentado en la cama de alguno de sus amigos en su ciudad natal, nunca hubiera pensado siquiera en la mínima posibilidad de imaginarse cómo se sentiría enamorarse. Y el moreno había llegado a su vida para revolverle la panza y hacerlo sentir como alguna de esas adolecentes hormonales de las películas Disney.
- ¿Si, Cal? –Le miró por el rabillo del ojo y no pudo evitar sonreí. Después de haber hecho varios trabajos para la universidad y empezar a hacer la práctica social en el mismo jardín infantil, sabía, a los pocos meses, que Calum empezaba a gustarle y después de que él tomara la iniciativa dándole el primer beso, las cosas se tornaron distintas. Eran miradas furtivas, guiños de ojos, sesiones de besos en los baños, helados y almuerzos después de salir de la universidad. Los meses pasaron, los trabajos vinieron, el sexo llegó a grandes cantidades, los fines de semana juntos en alguna suite de un hotel lujoso, pero nunca habían salido enfrente de todos comportándose como lo hacían ahora, como un abierta pareja gay.
- ¿Qué quieres hacer? –Sintió como soltaba su mano y la pasaba sobre sus hombros, pegándolo a su cuerpo y casi inmediatamente pasó su brazo por la cintura del moreno, mirándole atentamente –Podemos ir comer o al parque de diversiones o simplemente..
-Caminar juntos tomando un café – El rubio terminó la frase de su acompañante, sonriendo. No, no estaba sonriendo, estaba sonriéndole.
-El moreno asintió animadamente y dio un beso en su frente- Me encantas, Luke –Susurró cerca, muy cerca de su cara y se acercó a sus labios, rozándolos con los suyos. El rubio se acomodó fugazmente y empujó su boca contra la del castaño, enterrándose en uno de esos tipos de besos que solo era capaz de dar Calum. Era dulces, lentos y llenos de mordidas, en resumen, era todo lo que puedes desear de un buen beso. Se separaron a los minutos, con los labios hinchados y el aire faltando en sus pulmones. Luke miró sobre el hombro del moreno, viendo como las personas los miraban, de reojo, con ternura, con asco, con miradas de esas que solo te lanzan los católicos criados por abuelas con la mente más cerrada que pueda existir en el planeta tierra, sin fin de reacciones hacia la escena que protagonizaban ambos chicos en medio de la calle. Sintió la mano de Calum, tomando su barbilla y besándolo de nuevo de igual manera, por más minutos, minutos que en la mente de ambos muchachos, deberían de ser eternos.
Supo lo que pretendía hacer el moreno con ese gesto.Casi sintió la voz del muchacho hablando en su cabeza. No le des importancia a lo que piensen.
Con ese gesto, su inseguridad y la fugaz importancia que le dio a las mudas reacciones de las personas a su alrededor, se esfumó. No iba a volver a lo mismo, a cuando tenía miedo de ser quien era, de admitir sus gustos sexuales, estaba totalmente fuera de alguna posibilidad ocultarse o avergonzarse y menos ahora que tenía a alguien como Calum a su lado, menos cuando pensaba hacer lo que pensaba hacer hoy. El moreno tenía ese poder sobre él, era como si presionara un botón que esfumaba su inseguridad y sus dudas, con un simple gesto, de esos que solo él sabe hacer entender a Luke.
El rubio entró a la cafetería mientras su acompañante lo esperaba afuera, pidió los dos capuchinos de siempre. Luke tomó una de las servilletas y un bolígrafo de la caja registradora. Si no era ahora, no era nunca. Lo tenía más que claro. Escribió en la servilleta con la letra más hermosa que pudo, decoró con algunos garabatos la frase que estaba allí escrita y envolvió el capuchino de Calum con ella. Para él era la manera perfecta de pedírselo, discreta, linda, original. Los pagó, los tomó y salió del lugar, buscando a Cal con la mirada.
Lo encontró a los pocos segundos, sentado en la banca del parque y haciéndole señas con las manos para que se reuniera con él, lo cual claramente hizo.
Se sentó a su lado y le pasó el café, sin dudar ni un minuto. Calum tomó la servilleta y por un momento pareció ignorar la improvisada carta del rubio, pero luego, la examinó detenidamente. Era muy difícil describir la reacción del moreno, era una mezcla de asombro, felicidad y confusión. Tomó la servilleta y la planchó con las palmas de sus manos sobre una de sus piernas, con la nota para arriba. Era una simple frase llena de corazones con flechas en el medio: Cal ¿Quieres ser mi novio?
Calum se tomó su tiempo para responder y cuando lo hizo lo único que dijo fue:
-Luke, ¿Luego ya no éramos novios?
-¿Ah? –La confusión del rubio podría llegar a ser cómica
-Sí, que yo creí que desde hace mucho estábamos juntos, como novios, que era implícito que ya éramos novios -Calum lo miraba sonriendo, aguantando una risa ante la cara de confusión del oji azul
-Oh... -Se sentía como un estúpido. Un gran, gran estúpido.
- De todas formas, es lindo que ahora sea, ya sabes, uhm.. –La sonrisa de Calum estaba a punto de derretirlo, sus mejillas, su pelo desordenado, sus ojos brillando. Dejó de mirarle y se dispuso a completar su frase
- ¿Oficial? – Esa fue la única palabra que cruzó por su ya aturdido cerebro
- Si, esa es la palabra – El moreno se acercó y dio un beso en la comisura del labio de Luke, justo como la primera vez que pasó algo "importante" entre ellos – "oficial"
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Cake One Shots
Rastgele"(...) Un robo de libertad, un forzar de voluntad donde no valen las razones; una sospecha celosa causada por el querer, una rabia deseosa que no sabe qué es la cosa que desea tanto ver." Esparsas diciendo qué cosa es amor, Jorge Manrique. _____ 201...