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The Calling - Wherever you will go

―¿Quieres dejar de ser tan insoportable y encontrar una solución adulta? ―inquirió enfadado y frunció los labios guardando sus manos en el pantalón, el semblante de Mara se tensó y desvió los ojos para no volver a tartamudear.

―Piénsalo, es lo mejor ―dijo ella simplemente y Devan resopló.

―Divorciarnos es la solución más fácil, pero eso no ocurrirá, al menos no en los próximos años ―le aclaró sin rodeos, mirándola con enojo―, ¿por qué no lo entiendes de una puta vez? ―añadió sin dudar, no permitiría que ella hiciera berrinches.

―Devan, he tenido suficiente por hoy, tengo sueño y tú seguramente estarás ocupado. Ya que no puedo salir de esta relación, ¿por qué no me dejas en paz?

—¿Me estás echando de mi casa?

Ella alzó la barbilla, si él quería seguir discutiendo no tenía por qué escucharlo.

—¡No! —dijo agarrando sus cosas, para luego caminar hacia la habitación que le pertenecía a él―, me estoy yendo yo, necesito estar apartada de ti ―le soltó antes de cerrar la puerta de un portazo y pasó el seguro.

—¡Emilie! No te comportes como si fueras una niña, ¿quieres?

—Vete a la mierda, esposito.

—Como gustes, reina —Y desapareció.

Mara tomó asiento en la cama con un cansancio físico y mental abrumador. Se había envalentonado y esperaba que le dieran aunque fuera treinta minutos para calmarse. Devan había estado dándole ordenes las dos primeras semanas y mucho se temía que insistiría pronto. Y así fue, no pasó ni una hora cuando él llamó a la puerta.

—Abre —ordenó.

Mara supuso que él ya estaba más tranquilo, así que le hizo caso, no se equivocó, puesto que él se paró en el umbral y la encaró sin ninguna expresión, iba vestido con unos vaqueros y una camisa blanca, su pelo negro estaba despeinado y sus ojos la miraban sin el habitual ceño fruncido.

—¿Qué quieres? —preguntó sabiendo que ese período de paz no duraría mucho.

Le agarró una mano y encima de la palma le puso un papel, Mara lo leyó y apretó los labios, confundida, ¿para qué le estaba dando eso?, curiosa levantó el rostro para mirarlo a los ojos y le mostró el papel.

—¿Corporación Delawere? —preguntó.

—Es una buena compañía, tienes una entrevista de trabajo mañana a las 7am, al llegar vas a buscar a Nicholas García, dile que eres mi esposa, él sabe que hacer.

Mara levantó las cejas casi hasta el crecimiento de su pelo, luego observó detenidamente el papel, sopesando lo que él le estaba ofreciendo. Al parecer, a su maridito le afectó realmente lo del bar, intentó no burlarse del gesto... pero no lo logró.

—¿Me estás ayudando, reycito?

Devan deslizó la mirada desde los ojos burlones de Mara hasta sus labios y entrecerró los ojos mientras apretaba la mandíbula. Esa mujer lo desesperaba, la contempló de una forma tan intensa que ella comenzó a respirar con dificultad. Esas palabras chulescas saliendo de esa boca lo incitaba a todo menos a pensar con cordura, y ese rostro... ese rostro era el que cualquier hombre vería en sueños. Era asombrosamente guapa. 

—Exactamente —contestó.

—No lo sé —dijo ella torciendo el gesto—. Hay que ser realistas, con palanca o sin palanca creo que nadie me contratará, si voy seguro perderé el tiempo.

Alianza y poder ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora