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Cambió de mano la carpeta con la información de las acciones, pero las hojas que estaban adentro resbalaron y fueron a dar al suelo

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Cambió de mano la carpeta con la información de las acciones, pero las hojas que estaban adentro resbalaron y fueron a dar al suelo. Corrió a recogerlas, tratando de no sonrojarse, la responsabilidad de esa reunión le estaba pesando.

Después que arregló el desastre, tuvo la precaución de levantarse rápidamente, a poca distancia de la mujer. El rostro de la Barbie del infierno le sonreía burlona.

—No tengo todo el día —dijo contemplándola con altivez.

Mara le devolvió la mirada, la alteró un poco el tono de voz mordaz que ella usó.

—Quizá sea mejor que tomemos asiento...

Emilie vio con atención todo lo que hizo Mara, sus ojos se movieron por toda la sala de juntas, que sólo estaba ocupada por ellas dos. Luego se sentó recta y devolvió la vista con aburrimiento hacia ella, realmente deseaba humillarla.

—Es importante para nosotros tenerla aquí. Por favor, si desea tomar algo, no dude en decírmelo. Mi nombre es Emilie Harper, hoy represento al señor Nicholas García.

La verdadera Emilie frunció el ceño y clavó sus uñas en la madera de la mesa.

—¡Pero que divertido! —Sonrió falsamente—. O sea, que tenemos el mismo nombre.

—Disculpe, ¿usted se llama Emilie?

—Sí, ¿no lo sabías?

Los ojos de Mara se enfocaron en ella y negó suavemente con la cabeza, haciéndole saber que no tenía idea. Un denso silencio inundó el lugar, sin embargo, se atrevió a hablar:

—Esta reunión fue pautada con poco tiempo, de verdad siento no haber estado informada de ese dato importante.

Emilie la miró con fría calma.

—Bueno, no solo pecas de torpe, sino que también eres ignorante.

Mara apretó los dientes, molesta.

—No me falte el respeto, no soy ninguna ignorante, estoy totalmente capacitada para este trabajo.

—Pues, si quieres hacer negocios conmigo, recuerda guardarte tu orgullo.

Mara arqueó las cejas.

—Ah, qué pena, no sabía que una clienta podía ser tan grosera. —Pensó que esa mujer zanjaría la reunión ahí y se marcharía, pero no todo llegó hasta ahí, porque a Emilie no le convenía irse.

—Representar a Corporación Delawere y después decir algo como que no sabes el nombre del cliente no te hace muy culta.

Mara se tensó.

—Ya le pedí disculpas por eso.

—Y yo pensaré en tu arrepentimiento, pero primero te ocuparás de explicarme todo de forma sencilla, aunque supongo, que tienes el resumen anotado en esa carpeta. Haré unas llamadas y ordenaré el pago hoy mismo. Quiero las acciones, sin esfuerzo alguno de tu parte. ¿Te consideras capaz de hacer eso?

Red de mentiras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora