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Mara cambió de mano la carpeta con la información de las acciones, pero las hojas que estaban dentro resbalaron y fueron a dar al suelo. Corrió a recogerlas tratando de no sonrojarse, la responsabilidad de esa reunión le estaba pesando. Después que arregló el desastre tuvo la precaución de levantarse rápidamente, a poca distancia de la mujer. El rostro de la Barbie del infierno le sonreía burlona.

—No tengo todo el día —dijo contemplándola con altivez.

Mara le devolvió la mirada, la alteró un poco el tono de voz mordaz que ella usó.

—Quizá sea mejor que tomemos asiento. —Emilie vio con atención todo lo que hizo Mara, sus ojos se movieron por toda la sala de juntas, que sólo estaba ocupada por ellas dos, luego se sentó recta y devolvió la vista con aburrimiento hacia ella, realmente deseaba humillarla—. Es importante para nosotros tenerla aquí. Por favor, si desea tomar algo, no dude en decírmelo. Soy Emilie Harper, hoy represento al señor García.

La verdadera Emilie frunció el ceño y clavó sus uñas en la madera de la mesa.

—Pero qué divertido. —Sonrió falsamente—. O sea que tenemos el mismo nombre.

—Disculpe, ¿usted se llama Emilie?

—Sí, ¿no lo sabías?

Los ojos de Mara se enfocaron en ella y negó suavemente con la cabeza haciéndole saber que no tenía idea. Un denso silencio inundó el lugar, sin embargo, se atrevió a hablar:

—Esta reunión fue pautada con poco tiempo, de veras siento no haber estado informada de ese dato importante.

Emilie la miró con fría calma.

—Bueno, no sólo pecas de torpe, sino que también eres ignorante.

Apretó los dientes molesta.

—No me falte al respeto, no soy ninguna ignorante, estoy totalmente capacitada para este trabajo.

—Pues si quieres hacer negocios conmigo, recuerda guardarte tu orgullo.

Mara arqueó las cejas.

—Ah, qué pena, no sabía que una clienta podía ser tan grosera. —Pensó que esa mujer zanjaría la reunión ahí y se marcharía, pero no todo llegó hasta ahí, porque a Emilie no le convenía irse.

—Representar a Corporación Delawere y después decir algo como que no sabes ni el nombre del cliente no te hace muy culta.

Se tensó.

—Ya le pedí disculpas por eso.

—Y yo pensaré en tu arrepentimiento, pero primero te ocuparás de explicarme todo de forma sencilla, aunque supongo que tienes el resumen anotado en esa carpeta. Haré unas llamadas y ordenaré el pago hoy mismo. Quiero las acciones, sin esfuerzo alguno de tu parte. ¿Te consideras capaz de hacer eso?

Mara no intentó ocultar su desconcierto, luego pensó en que no estaba tan desesperada como para seguir hablando con esa odiosa mujer. Pero sí lo estaba. Ella mencionó un pago que le interesaba demasiado y entonces no le quedó más remedio que resignarse a seguir con la reunión.

—Puedo hacerlo, sobre todo después de haber pasado la mañana estudiando la propuesta, pero debe respetarme, y con cortesía le pido que empecemos de nuevo, eso querría el señor García.

—Me parece bien, tu jefe debe estar encantado de tenerte. —La Barbie malvada lo dijo como un comentario malsano, pero a Mara le dio igual, ella sólo quería llegar a una meta.

—¿Le parece si empezamos? —preguntó exasperada, Emilie movió una mano como indicándole que fuera al punto y puso nerviosa a la joven que tenía enfrente.

Alianza y poder ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora