Mi grupo había finalizado las clases con el maestro fuego, ya sabíamos controlar dos elementos, ahora nos faltaban otros dos.
Intenté pedirle a Sombra que me explicara todo, sin embargo no lo hizo y como de costumbre me ignoró todo el tiempo.
Hoy empezaríamos las practicas con el aire, espero que no sea tan complicado, pues no podemos ver el aire.
Salí del dormitorio y me encontré con Sombra, ¿no se supone que debería estar en el salón?
- No podemos ir a la practica de hoy.
- ¿Por qué?
- Hoy harán una profundización.
- ¿Profundización?
- Sí, exacto, hacen eso para saber que elemento controlan mejor, pues no podemos controlar todos a la perfección. También lo hacen para saber cuánto poder posees, pues hay un límite de poder para los Bomel, si se excede el límite es porque no eres Bomel.
- Bueno, gracias por la información, ahora me voy.
- No puedes irte.
- ¿Por qué?
- No hay tiempo de explicaciones - me agarró de un brazo y empezó a caminar.
- Espera, espera, ¿por qué debo seguirte? Yo me iré.
- ¿Quieres continuar con vida?
- Sí, eso creo.
- Bueno, entonces ven conmigo - no tenía otra opción que seguirlo, aunque no debería hacerlo. De repente me tropecé y algo amortiguo mi caída, noté que Sombra me rodeaba con sus brazos, lo miré y sonrió.
- Mira por donde caminas - dijo y añadió -: No siempre estaré pendiente de ti.
- Eso ya lo sé - me puse de pie y continúe adelante, ni siquiera sabía adonde nos dirigíamos.
- ¿Adónde se supone que vamos? - pregunté.
- No tengo la menor idea, aunque no debemos dejar que nos encuentren, debemos escondernos.
- ¡Ah! Okey - así que nos quedamos en una pequeña habitación que estaba cerca.
- Quiero que me expliques - dije.
- No tengo nada que decir.
- ¿Entonces, por qué nos ocultamos?
- Aún no es momento para que lo sepas, debes deducirlo tú misma, no puedes depender de los demás.
- Buen punto, me dedicaré a pensar - me dirigí a un rincón de la habitación y me senté; empecé a llorar, recordaba a mis padres, ellos siempre habían sido muy buenos conmigo y yo los había dejado, no soy buena hija.
- ¿Por qué lloras? - no respondí - Sabes, me incómoda que lo hagas.
- ¿Ahora no puedo expresarme libremente? - grité.
- Silencio, te escucharán.
- ¡No me importa! ¡quiero irme de este lugar! - él se acercó y me cubrió la boca.
- ¡Cállate! No te puedes ir, no tienes escapatoria - me susurró, me senté y no dije nada más, pude contener mi llanto.
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En Busca De Lo Que Soy
FantasíaNo he encontrado a donde pertenezco. Soy un ser sobrenatural. Cuando al fin encontré un lugar donde me sentía bien, me doy cuenta que no soy de ahí. Debo continuar con mi búsqueda, tal vez nunca encuentre lo que soy.