- Stjepan, creo que debería irme - le dije cuando terminamos de recorrer el lugar.
- ¿Y adónde irás?
- Creo que es mejor que regrese con mis padres.
- ¿Por qué?
- Porque ya no quiero continuar en esta forma de vida.
- Pero...
- No me importa, no soy la salvadora de nadie, puede ser cualquiera.
- No puede ser cualquiera.
- Sí puede serlo - suspire -. Simplemente ya no quiero continuar aquí, no quiero.
- Pero Arlett, sería un error que lo hicieras.
- Basta, no lograrás convencerme.
Salí del edificio y empecé a caminar, aunque no tenía la menor idea de para donde ir, no sabía como llegar. No sé qué iba a hacer.
Estuve caminando por un largo tiempo y por varios lugares, hasta que llegué a un campo que me resultó familiar.
Estoy cerca de la academia Bomel. Este es el campo que vi cuando salí.
Caminé y pude ver que más allá estaba la academia. Me dirigí a ella, tal vez alguien podría decirme por donde debo ir.
- Hola... Eh... ¿Me puede decir por dónde regresó a la ciudad? - le dije a un joven que se encontraba en la puerta; él levantó la mirada y me observó por un instante.
- ¿Eres Arlett? - me preguntó.
- Sí...
- ¿A qué viniste? No deberías estar aquí.
- Sólo quiero regresar a la ciudad, pero no sé por dónde debo ir, ¿acaso usted no sabe...?
- Mira, Arlett. Una vez que estés aquí ya no puedes salir. No-hay-sa-li-da.
- Debe haber.
- Búscala, entonces.
Me alejé de allí y empecé a caminar hacia el horizonte.
Después de caminar y caminar, logré ver la ciudad a lo lejos. Estaba a punto de anochecer, así que me apresuré.
Cuando llegué a casa, llamé a la puerta; mi padre abrió.
- ¿Arlett? - asentí y lo abracé.
- Cielos, estábamos preocupados por ti. Un chico vino y nos dijo que tú llegarías aquí. También dejó esto - dijo y tomó una espada, estaba guardada en un estuche y tenía perlas alrededor. Pero no me imaginaba quién pudo haberla traído.
- ¿Qué es esto? - dije con incredulidad, mientras tomaba la espada.
- Él dijo que la necesitarías para salvar al mundo y que, por favor, lo hicieras.
- No sé si lo haré.
- Es tu decisión.
Mi madre se ubicó al lado de nosotros, la miré y la abracé
Me dirigí a mi cuarto y dejé la espada a un lado. Me tumbé en mi cama y miré mis manos. Creé una esfera de agua y jugué con ella.
- Arlett, alguien ha venido - dijo mi madre cuando entró a mi cuarto.
Me puse de pie y esperé a que entrara. Me sorprendí al ver a Sombra en el umbral.
- ¿Qué carajos haces aquí? - dije sobresaltada.
- Arlett, ¿crees que te librarías así de fácil? Incrédula - dijo y dirigió su mirada hacia la espada que se encontraba al lado de mi cama.
- Veo que posees la espada mística - dijo y dio un paso hacia mí -. Pero no salvarás a nadie - creó una espada de fuego y otra de agua, y empezó a caminar hacia mí.
Caminé hacia atrás y tomé la espada mística. Vi que Sombra me iba a atacar y me defendí con la espada. No sé cuánto poder tiene esa espada, pero de ella surgió un campo de energía que provocó que las espadas de Sombra se devanecieran.
- ¿Qué mier...?
- ¿Está todo bien? - preguntó mi padre que estaba de pie en la puerta.
- ¡Diablos! - dijo Sombra y salió corriendo.
Me quedé observando la espada y después la guardé.
- ¿Qué está pasando? - preguntó mi padre.
- Padre, debo irme de nuevo.
- Cuídate - tomé la espada y me despedí de mis padres.
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En Busca De Lo Que Soy
FantasíaNo he encontrado a donde pertenezco. Soy un ser sobrenatural. Cuando al fin encontré un lugar donde me sentía bien, me doy cuenta que no soy de ahí. Debo continuar con mi búsqueda, tal vez nunca encuentre lo que soy.