Nuevas amenazas llegan al pueblo Beacon Hills, nuevos amigos y tal vez nuevos amores.
¿Podrán los adolescentes superar una vez más las amenazas y peligros qué se avesinan?
[Temporada 3B]
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—Deaton ¿qué haces aquí?— pregunta Scott.
—Mi nombre no es Deaton, mi nombre es Abel y ustedes no deberían estar aquí.— el hombre se acerca y Scott deja a Diana detrás de él.
Abel al ver los ojos rojos del chico se queda quieto. —¿Qué hacen aquí?
—Nosotros...
—¿Qué hace usted aquí? Si no mal recuerdo esta en mi consciencia.
—Soy el proyector de tu consciencia.
—¿Protector? No entiendo ¿qué pasa? ¿Qué son todo esto? ¿Qué era eso que acabamos de ver?
—Debes tranquilizarte.— exclama el hombre al ver como el ambiente se volvía tenso y gris. —Primero necesito saber ¿que hacen ustedes aquí? ¿Qué quieren?
—Saber, necesito saber que es todo esto y cerrar... Cerrar una puerta.
Abel la mira entendiéndole. —Bien, mi deber aquí era enseñarte todo esto, debes saber que cada una de estas imágenes, pero no creí que fuera ahora, de todos modos estos son vidas pasadas, tus vidas pasadas.
—¿Qué? Vidas pasadas...
—Cada una de ella tiene valor importante en toda tu existencia, ninguna es más ni menos, y por lo que sé, ya conoces a uno de los espíritus drakous
—Lea.
—Lea Eleuterio, el dragón qué fue entregado a ti desde tu nacimiento como Diana Argent. El dragón el cual tú entregaste a otro portador.
—Era necesario.
—Lo sé, ahora vengan aquí, debes ver tu siguiente vida.
El ambiente vuelve a cambiar y esta vez muestra un bosque en el se encontraba una chica junto a un dragón negro.
—Quieto.— susurra. —Quieto... ¡Ataca!— el dragón escupe una especie de fuego con electricidad. —Bien hecho, Drac.
—Hermana, ellos vienen.— exclama una castaña llegando a la chica.
—Por Thor, debes irte, Drac, ¡Vamos, vete!— el dragón la mira confundido, pero le hace caso y se aleja, pero antes de poder volar una trampa lo agarra, derribándolo. —¡Drac!
Scott y Diana se miran y corren hacia donde iban ellas. Al llegar ahí un grupo de hombres fuertes y robustos se encontraban amarrando al dragón.
—Padre.
—Lovisa, querida. Bien hecho, gracias por guiarnos hacia este dragón, sin tu ayuda jamás lo hubiéramos atrapado, es el primero en su clase.
—Vis, espera.— su hermana la detiene. —No puedes hacer nada, nuestro padre jamás debe enterarse que creaste un vínculo con ese dragón, jamás.