XIV

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Tomaba las piezas pequeñas de porcelana, las cuales limpiaba con tranquilidad, esmerandose en cada una de ellas, dejándolas relucientes, estaba en eso mientras pensaba en todo y nada al mismo tiempo, aunque no quisiera, su mente se había vuelto en un lugar muy peligroso, estaba tratando de conciliar las cosas que habían sucedido tan rápido y en tan poco tiempo, pero no podía.

Yoongi le dijo que se tomará las cosas con calma, que no hiciera de más, pero, no podía estar quieto, necesitaba ocupar su mente en algo, antes de volverse loco. Su embarazo estaba avanzando, habían pasado dos semanas desde que llegó aquella noche asustado buscando la protección de Yoongi, dos semanas dónde su vida había cambiado mucho, no pensaba o extrañaba a Dogu, era extraño, había desarrollado una adversion a estar con él, le tenía miedo.

Por años pensó en cómo sería dejarlo, y eso le causaba dolor y angustia, por todo lo vivido, sin embargo, desde que conoció a Yoongi, las cosas habían cambiado, no lo extrañaba, no quería volver a verlo, aún se preocupaba por él, no quería que fuera a la cárcel, pero, tampoco quería estar a su lado, estaba feliz con Yoongi, este era una persona excepcional, lo cuidaba, le trataba con cariño y siempre le decía cosas lindas.

Dormía con él y por alguna razón no se sentía extraño, al contrario, su calor le arrullaba. Admiraba a Yoongi, le gustaba su compañía, escucharlo, mirarlo, sonreírle, era un sentimiento nuevo y dulce, a pesar de la situación, le estaba dando lo que nunca nadie le dió, comprensión y protección. Le gustaba, se sentía patético debido a su enamoramiento, porque estaba seguro de que Yoongi no podría amarlo jamás, no con un cachorro de otra persona, ni con la vida que llevó, aún y cuando no quería estar ahí, para Jimin, el alfa era la persona más increíble que había conocido, lleno de sabiduría, un hombre de mundo, alguien culto, preparado, que estudió, posiblemente viajo, tuvo parejas que estaban a su nivel, tampoco parecía alguien que sufriera por dinero, eran tan diferentes.

Jimin no sentía que era capaz de hacer algo, estaba perdido, confundido por aquellas emociones tan dolorosas y mezcladas que no le dejaban ver con claridad, ¿Qué haría? ¿Cómo sería su vida? ¿Qué sería del bebé que esperaba? Empezó a dudar de sí mismo y a culparse de la vida que estaba viviendo.

—¿De verdad no quieres descansar? Has pasado mucho tiempo haciendo eso, puede ser peligroso.

—Me siento bien—dijo sin mirarlo.

—Entonces eso dice lo aburrido que estás ¿Quieres salir? Hay un parque cercano, no me gusta salir, pero supongo que puede ser bueno para despejar tu mente.

—No, no quiero salir...no quiero que alguien me vea y le diga a Dogu dónde podría estar, en caso de que esté buscándome, lo cual dudo mucho.

No escuchó nada más viniendo de Yoongi, y no se volvió a ver si este seguía ahí, estaba molesto, no era un buen día, siguió limpiando, preguntándose por qué Yoongi seguía teniendo tantas cosas que a su parecer no significaban nada, después de una hora más, se cansó y bajo del banquillo, regreso a la cocina, pero no había nadie, caminó a la habitación de Yoongi y lo vio, sentado con el cabello mojado y sin camisa, su cuerpo era delgado, pálido y había algunas cicatrices en su estómago, se quedó mirándolo unos momentos, hasta que la vista de Yoongi cayó sobre él.

—Lo siento—dijo avergonzado.

Yoongi le sonrió y negó. —Está bien, ¿Terminaste?

—Me cansé.

—Toma un descanso, puedes recostarte, Jin llamó, dijo que vendría junto a Soobin, mi sobrino, quiere saber cómo estás.

—Oh, está bien, aunque me da pena verlo, después de como me porté esa noche cuando estuvo aquí.

My Loved SunFlower *Yoonmin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora