| 𝖠𝗆𝗈𝗋𝖾𝗌 𝖣𝗈𝗋𝖺𝖽𝗈𝗌 | 𝖳𝗈𝗆 𝖪𝖺𝗎𝗅𝗂𝗍𝗓

31

El frío aire golpeó mi rostro, tome mis maletas y me dirigí hasta la salida del aeropuerto.
Me sorprendi al ver a mi padre distraído en la tienda de recuerdos, al acercarme el también se sorprendió.

-Mira que grande esta ahora... esos tres meses fueron una eternidad -beso mi frente y me abrazo.

-Estoy feliz de volver a casa pero me siento cansada.

-Vamos al auto linda. Antes de que se haga el rumor de que estás aquí en Londres.

Mi padre me ayudó con mis maletas y al subir al auto me quite mis tenis y me relaje.

-Así que ya todos saben de tu embarazo...

-Fue un accidente de Doris, pero si... en algún momento tendría que saberse -dije triste.

-¿Y ese chico? ¿Cuál era su nombre? ¿Bob?

-Tom, papá -dije riendo.

-¿Está en París? Escuché a tu madre muy angustiada por eso.

-No lo sé. Mika me dijo que estaban de gira en Luxemburgo, dudo que vaya corriendo a buscarme.

-Los hombres somos capaces de cualquier cosa por la mujer que amamos Anni -dijo mi padre mirando por última vez y nadie volvió a decir nada.

Me quedé pensativa. ¿Y si yo no era la mujer que amaba Tom? No habría de sorprenderme pues el nunca fue hombre de una sola chica y lo demostró.

Me quedé dormida mitad del camino, estaba decidiendo si ir al departamento con las chicas o irme al mío. Aunque pensándolo bien si de alguna forma Tom me buscase sabría que iría con las chicas o les llamaría y ellas hasta el momento tampoco sabían de mi.

-Llevamos a casa papá -le miré.

-¿A casa? ¿Con nosotros? -me miró sorprendido y confundido.

-No lo sé papá, estoy tan confundida que no sé en dónde quedarme -dije mientras sentía mis ojos cristalizarse.

-El departamento ya está amueblado Anni, a excepción de las cosas que compraste que llegarán los próximos días -dijo tranquilizandome.

-Entonces llévame allá -dije decidida.

-Yo iré por algo de cenar... ¿O quieres estar sola? -dijo desconfiado.

-Tener a mi padre en estos momentos me ayudará mucho, te lo agradezco -le sonreí.

Al bajar del auto un chico me ayudó a subir las maletas, me acompañó hasta el elevador.
Suspire sintiéndome segura.
De alguna forma sentía algo extraño pero quería tranquilizarme pero algo me decía que había algo mal.

Al salir del elevador camine por un corto pasillo, las decoraciones eran preciosas, con muchas plantas y ventanas preciosas.
Al dar la vuelta en el pasillo hasta mi departamento rebusque las llaves de este.

Torpemente las encontré y al dar un paso levante la vista.

Unos ojos cafés me miraban furioso...
Tom estaba aquí. Estaba enfrente de mí.

FIN.

Bueno aquí termina la primera parte de Amores Dorados.
Estén pendientes a la publicación de la segunda temporada que ya esta lista c;