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Nos encontrábamos en el ascensor, Tom y Liz iban cada uno en una esquina, el silencio era incómodo. Doris se abrazaba a mi brazo y tenía su cabeza recargada en mi hombro, al salir del living un frío brutal me hizo temblar pero intenté que nadie lo notase.

—Bien, entonces Kaulitz. Vas a ir al frente, nosotras te seguiremos en mi auto para evitar llamar la atención y tus fans no nos detengan en el camino —dijo Liz.

Liz y Eli subieron a sus autos, yo me quedé parada mirándolas y sentí como ponían algo sobre mis hombros, una fragancia varonil se hizo presente, al mirar a Tom me sonrió y camino hasta su auto.

Sonreí para mí misma, noto que tuve frío. Sentí la mirada de alguien más, mire al frente y Doris me dedicaba una sonrisa emocionada, no dijo nada y subio al auto.

—Entra antes de que tu amiga termine por desvivirme aquí mismo —dijo Tom con algo de gracia y yo subí a su auto.

Subio los vidrios polarizados y empezó a conducir note como movía un botón y el ambiente empezaba a ponerse calientito.

—¿Está bien así? —me miró con interés.

—Te lo agradezco —le sonreí pero su mirada era más fuerte, me hacia sentir absurdamente nerviosa.

—Ya no volví a verte...

Su comentario me tomó por sorpresa, yo lo miré confundida esperando a que siguiera hablando.

—Volví a la Boutique de vestidos para novia y no volví a verte. ¿Eres la encargada de cerrar o algo así? —pregunto con interés.

—Mi madre es la dueña, no suelo quedarme hasta tarde solo esa vez... —le dije sincera.

Asintió y se volvió a quedar en silencio el lugar.
Le mire discretamente, su perfil era perfecto, su nariz respingada y facciones marcadas, era muy apuesto.

Habían pasado ya 30 minutos desde que salimos del departamento, escuché decir a Tom que estábamos cerca.
Mi vista fue hasta un CD, lo miré pidiéndole permiso para tomarlo y el asintió. Su portada era como verlo a él con maquillaje...

—¿Quién es este chico? —mi grito hizo que frenará de golpe y abrió sus ojos con sorpresa.

—Mi gemelo, Bill Kaulitz el cantante de la banda —respondió irritado por el golpe que se dio al frenar.

—Bill Kaulitz —dije interesada. Era el chico que había conocido un día después, el abrigo, los tacones, su cabello. Sonreí que magnífica casualidad.

—Llegamos —escuché y vi como bajaba de su auto.

Al mirar al frente nos encontrábamos afuera de una discoteca, habían miles de personas al salir del auto mire a las demás las cuales se encontraban igual de impresionadas, confundidas.

—¿En donde se supone que encontraremos a Mica? —dijo Eli nerviosa.

—Haremos grupos, una de nosotras tiene que ir sola —dijo Doris.

—Yo lo hago, también necesito ir al baño —respondió Eli segura.

—Bien, Kaulitz y Anni vayan juntos, Eli va a ir sola, yo acompañada de Doris estén pendientes al grupo por ahí nos estaremos comunicando —dijo Liz y después ella y Doris desaparecieron al entrar a aquel inmenso lugar.

—Suerte chicos —dijo Eli entrando.

Tom volvió a ponerme su abrigo y después tomó mi mano. Otra vez sentí mi piel de gallina, empezó a caminar y yo me dejé guiar.

| 𝖠𝗆𝗈𝗋𝖾𝗌 𝖣𝗈𝗋𝖺𝖽𝗈𝗌 | 𝖳𝗈𝗆 𝖪𝖺𝗎𝗅𝗂𝗍𝗓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora