Capítulo 5

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—Kookie, despierta.

Una vocecita baja y aguda irrumpió en su sueño plácido sin ningún tipo de piedad. Jungkook murmuró adormilado una protesta para que le dejara en paz y enterró su rostro contra la almohada mullida en un intento por escapar de su hermanita que le mecía el hombro con demasiada insistencia.

Minah pellizcó la poca piel que alcanzó de la mejilla del omega y tras una risita traviesa se acostó sobre su espalda boca arriba, meneando los brazos y piernas en todas direcciones para que el movimiento cumpliera su tarea de despertarle.

Paró de moverse cuando Jungkook se quejó bajito debajo de ella.

—Minah... ¿Por qué estás despierta? Vuelve a dormir —murmuró con voz ronca, pero contradiciendo sus propios deseos al tallarse los ojos para despabilarse, mirando a su hermana por sobre el hombro después de rendirse a conciliar el sueño de nuevo. La luz brillante que entraba por la ventana, que de seguro también había abierto ella, no se lo permitiría.

Para su desgracia.

—No puedo. Hoy es día de limpieza —la niña dijo antes de darse la vuelta para abrazarle por el cuello, oliendo un poquito el aroma suavecito y dulce que emanaba de su hermano y que siempre lograba tranquilizarla, a veces incluso más que el de su mamá.

Minah murmuró contenta.

Jungkook frunció el ceño.

—¿Y por eso me despertaste? Todavía debe ser muy temprano —el omega se apoyó sobre sus antebrazos con el peso de la niña calando tras él, suspirando cuando miró a un costado y notó que el color del cielo aún no era lo suficientemente brillante como para que haya terminado la mañana—. ¿Sabes siquiera qué hora es?

—Las ocho, creo —la niña dijo con una sonrisa antes de que Jungkook volviera a desplomarse sobre el colchón—. No es tan temprano.

—Déjame descansar un rato más —murmuró apenas moviendo los labios, no siendo capaz de hacer más que eso porque el día anterior se había desvelado trabajando y los dedos aún se le sentían un poco entumecidos, todo su cuerpo reclamándole por la poca pelea que su energía drenada podía hacerle a la gravedad que lo guiaba de nuevo a recostarse.

Uh.

—Pero te traje un regalo —Minah hizo un puchero al soltarse de él, arrastrándose hasta los pies de la cama cuando el omega finalmente se dio la vuelta con una chispa de curiosidad, mirándole a través de un solo ojo entrecerrado cuando la niña le tendió un bonito girasol que agitó poquito en el aire hasta que Jungkook lo tomó con duda entre sus dedos—. Para ti.

Oh... De pronto ya no se lamentaba tanto que lo hubiera levantado.

—Pero... ¿Dónde lo conseguiste? —preguntó con las cejas alzadas pero con una sonrisa suave y sincera naciendo en su rostro, apurándose a sentarse contra el respaldo de su cama cuando la niña gateó hasta su lado para hacer lo mismo.

—La señora Choi me dejó tomar una ayer cuando fuimos a visitarla en la tarde —dijo contenta antes de abrazarse a su torso, mirándole con entusiasmo cuando el omega también la abrazó por los hombros—. Quise dártela porque tú el otro día me trajiste unas botas muy bonitas. La conseguí para ti.

Sus pocas horas de sueño y el peso sobre su cuerpo se habían convertido en un factor irrelevante después de eso.

—Muchas gracias, Minah. Es realmente muy bonita —susurró con el pecho sintiéndosele cálido por la dulzura en la inocencia de su hermanita, no negándose a dejar una pequeña caricia en su cabello largo y suelto cuando la niña se frotó contra su pijama—. ¿Sabes si mamá también ya despertó?

Between Us | TKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora