27. Despierta

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Había tenido un día terrible, todo me había salido mal.

Mi pasaporte había desaparecido, las llaves de la casa igual, mi avión se había retrasado, pero al final se solucionó.

Estaba esperando a que me llamaran para ya abordar cuando mi teléfono sonó, era Osvaldo.

—Amor, ¿Cómo estás?

—Estresada, pero ya se solucionó lo del avión, hoy todo me está saliendo mal, voy a llegar tarde para La Velada — mencione desanimada.

—Tranquila, amor, todo va a salir bien, apenas empieza todo, pero lo importantes es que llegues a España no importa la hora — intento tranquilizarme.

—Sí, pero se lo prometí a Sam.

—Ella lo entiende — asentí, aunque no me viera.

—Está bien.

—Y, ¿Mi pequeña, como quedó? — pregunto.

—Extrañamente estuvo llorando todo el rato, pero cuando la tenía yo dejaba de llorar, no sé qué le pasa — me sentía tan intranquila — Lalo, ¿No será mejor que me quede?, igual ustedes vuelven en dos días.

—No lo sé, mi vida, yo creo que es mejor que vengas, Sam esta igual algo tensa porque ni tus padres, ni tu están aquí — comentó.

—Es verdad.

Por las bocinas del aeropuerto llamaron a todos los pasajeros de mi avión.

—Amor, ya tengo que irme — mencione — Te amo mucho, nos vemos al rato.

—Te amo más, márcame cuando llegues.

—Está bien, adiós — me despedí.

Colgué y me dirigí a la puerta de abordaje.

Le entregué mi boleto a la azafata y después de entregármelo con una linda sonrisa ingresé al avión junto a todo el grupo de personas.

Para mi comodidad me tocó justo en la ventana.

Eran apenas las diez de la mañana y se suponía que mi vuelo salía a las cinco de la madrugada.

Había sido un día horrible, sentía un presentimiento raro en mi corazón, no quiera viajar, tal vez debí quedarme...

—Mamá, no quiero ir en el centro — se quejó un niño de más o menos unos diez años.

—Siéntate ahí, suficiente hemos tenido con todo lo que ha pasado hoy — el niño se volvió a quejar — Por favor, Miguel, hazlo por mamá, verás que nos divertiremos cuando lleguemos a España.

—Hola Miguel — salude al niño que se sentó a mala gana junto a mí.

—Hola — salud agachado la cabeza.

—Sabes, justo traje un juego que me gusta mucho jugarlo con mi hermana — saqué un “UNO” de mi pequeña maleta — ¿Quieres jugar conmigo?

—Está bien — sonrió.

—Bien, esperemos que el avión despegue y jugamos, ¿Va? — el pequeño asintió feliz.

Despegamos y empezamos a jugar.

—Eres muy bueno — lo halague.

—Me gusta jugar mucho con mis primos — explicó.

—Ya me vas ganando tres veces, déjame ganar uno — pedí y él río.

No llevábamos ni quince minutos en el aire cuando empezaron a haber turbulencias una tras o otra.

Intente tranquilizarlo al pequeño, pero este se veía muy asustado.

Una de las azafatas se colocó frente a nosotros y empezó a hablar por los parlantes.

—Pasajeros, les informamos que encontramos problemas imprevistos, vamos a aterrizar porque hay un poco de turbulencia y...

Un fuerte ruido se escuchó y vamos gritaron.

Las luces que había en el avión empezaron a tintinar.

—Mamá, ¿Qué está pasando? — habló Miguel para su madre.

Rápidamente me coloque mi cinturón.

—¡Hay fuego! — grito alguien en la parte de atrás.

Todo mundo se alteró.

—¡Por favor pónganse sus cinturones! — grito la chica.

Ayude a al pequeño con su cinturón, él lloraba fuertemente.

De repente las bolsas de aire en caso de emergencia aparecieron frente a nosotros.

Mierda...

—¡Estamos cayendo! — gritaron.

Intente conservar la calma por el niño junto a mí, pero mi mente solo estaba fija en Rose y Osvaldo.

La mujer abrazaba a su hija y yo solo me aferraba al asiento con fuerza mientras veía como descendíamos rápidamente.

No, por favor...

No me pude despedir...

El pequeño sujeto mi mano y lo miré antes de que todo se volvieran negro.







[...]






Abrí mis ojos con miedo y me senté de golpe, me respiración estaba acelerada y sentía la boca seca.

Escuchaba un chillido sonar muy rápido.

Mire a mi alrededor...

¿Dónde estoy?

Me mire a mí misma, mis manos estaban cubiertas de cables, tenía una bata rara...

¿Había sobrevivido?

Una puerta se abrió, dejándome ver a una mujer desconocida, intente hablar, pero no podía, ella estaba concentrada en unos papeles y cuando levantó su mirada se sorprendió.

Tiro sus cosas y salió corriendo.

—¡Doctora, la paciente del cuarto diez se levantó! — grito la chica desde la puerta.

Se acercó corriendo a mí.

—Señorita Rivera...

No continuo con su frase pues la puerta se había abierto nuevamente.

Era Sam.

Apenas me vio, vino hacia mí y me abrazo mientras estaba llorando.

—Vivi — murmuro.

La alejé un poco de mí e intenté hablar, pero no podía.

—Tenga — la enfermera, me dio una hoja y papel.

Escribí un nombre y le mostré el papel a mi hermana.

—¿Rose? — cuestionó y asentí exaltada, quería ver a mi hija — ¿Quién es Rose?

Mi corazón se detuvo, esto debe ser una pesadilla...

¿Qué había pasado?









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Hola amores

El epílogo se publicará mañana, junto con el otro final de la historia que ese lo podrán encontrar en los "One shots" que están en mi perfil.

Nos vemos, besitos <3

𝙅𝙪𝙨𝙩 𝙛𝙤𝙧 𝙖 𝙢𝙤𝙢𝙚𝙣𝙩 | 𝘌𝘭 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘢𝘯𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora