𝙅𝙪𝙨𝙩 𝙛𝙤𝙧 𝙖 𝙢𝙤𝙢𝙚𝙣𝙩 | 𝘌𝘭 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘢𝘯𝘢

2. ¡Felices 18!

El día de mi legalidad al fin había llegado, recuerdo el sentimiento de emoción y hasta nostalgia, me sentía rara.

La verdad en ese tiempo solo me emocionaba comprarme mi primer boleto de lotería.

Tenía por seguro que nada cambiaría en mi vida por tener 18 años.

Cursaría estos últimos meses en el colegio hasta graduarme y creo que en ese momento si sentiría el cambio, como no ver a mis amigas diario o levantarme temprano para ir al instituto o ir a casa de Sam después del colegio y tener la excusa perfecta para toparme de vez en cuando con Osvaldo.

Y es que mi hermana y él se había vuelto inseparables, al comienzo temí porque creí que tal vez se gustaran y yo estaría enamorada del novio de mi hermana mayor, pero no fue así.

Al poco tiempo, Sam nos presentó a un chico de su universidad que era su novio. Siempre me cayó bien, era divertido y se notaba que quería mucho a mi hermana.

A veces quería una relación como la de ellos, alguien que se preocupara por mí, que me hiciera sentir cómoda conmigo misma, me amara de mil maneras y sobre todo que no sea fan de Kayne West.

El último es un punto muy importante.

Sabía perfectamente quién cumplía con esos puntos o al menos con la mayoría.

Osvaldo...

Pero tenía miedo de confundir amabilidad con otra cosa, es el mejor amigo de mi hermana y obviamente me cuidaría como cualquier amigo, siempre me hacía sentir cómoda, no era fan de Kayne West, pero él no me amaba...

Antes sus ojos debía ser una niña nada más, pero quería que me notará, aunque fuera imposible.

Cerré mi cuaderno que dedicaba a escribir poesías, ahora último lo que me daba más inspiración era ese chico de lentes.

Me era tan difícil sacarlo de mi cabeza.

—Vivi — lleve mi mirada a la puerta de mi cuarto, era papá — Ya llegaron los invitados.

—Ya bajo papá — este asintió con una sonrisa mientras cerraba a puerta dejándome sola de nuevo.

Mi familia había planeado una fiesta para mí y es que a decir verdad no era tan fan de mis cumpleaños, siempre me sucedía algo, a veces los pasaba en hospitales o enferma y hoy solamente me había caído de mi bicicleta, nada grave y por eso mi temor.

Tenía un presentimiento raro.

Baje las escaleras y el rubio se hizo presente, muchos murmullos por todos lados y a uno que otro niño gritando.

Llegue al final y camine a la sala encontrándome a toda mi familia reunida.

Mis tíos soltaron un grito llamando la atención y me acerqué a cada uno de mis parientes para saludarlos.

—Felicidades prima.

—Gracia Ani, disculpen iré a ver a mamá.

Fui a la cocina y algunos de mis tíos la estaban ayudando.

—Ma — la llame desde la puerta de la cocina.

—Anda, yo me encargo de picar esto — mencionó mi tío Luis, el único hermano de mi papá.

Era el único hombre que se levantaba de su asiento para hacer algo en la cocina, por eso era mi tío favorito y mi padrino.

—¿Qué pasó mi vida? — preguntó mi madre al llegar junto a mí.

—¿Sam no ha llegado?

—No, primero se iba a ver con los chicos y ahí venían.

Me erguí al escuchar su respuesta.