16. De vuelta a casa

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Violeta Pov's



Un poco más de dieciséis meses desde que me fui de México y aun así no pasaba ni un solo día en que no dejara de pensar en sus besos, porque es imposible pretender mentirle al corazón.

Recuerdo la camisa que se ponía cuando íbamos a bailar y me servía de compañía cuando estábamos lejos. Recuerdo cada canción, cada beso y hasta cada botón.

Aun no aprendí cómo hacer para olvidarlo o para ya no buscarlo, pero me mantenía al margen, siempre lo hice.

Sin embargo, ahora no sólo pensaba en mi misma, tenía a mi hija conmigo, Rose, estaba por cumplir un año en unos meses. La pequeña a diferencia de mi tenía el cabello negro y su piel era muy blanca y tenía mis ojos azules. Cada vez que la veía era como tener a la copia de Osvaldo conmigo, eran idénticos.

Rose soltó una pequeña risa, estaba jugando con Alex.

—Boo — mencionó el chico destacándose el rostro con sus manos haciendo que la pequeña riera de nuevo.

Terminé de guardas las cosas y cerré la maleta.

—Creo que voy a extrañar más a Rose que a ti — comentó mi mejor amigo cuando me acerqué.

—Me siento ofendida — hablé con dramatismo.

Tome a Rose entre mis brazos y Alex me ayudó con la maleta.

Cuando ya estuvimos en el primer piso de la casa nos encontramos con Luzu y Lana.

—¿Ya están listos? — mencionó Luzu.

—Si — afirmamos ambos.

—Lana se quedará aquí, tiene que ir con Oli al médico — informó el mayor.

Me acerqué a mi amiga que me había servido apoyo en todos esto meses.

—Te voy a extrañar mucho, Lettie — murmuró

—Y yo a ti, Lanita.

—También voy a extrañar a esta princesa — dejo varios besos en las mejillas rosadas de Ro — Ya me había acostumbrado a tenerlas a ambas en casa.

Mi verdadero destino, fue Barcelona.

Tuve que acudir a personas más experimentadas en esto de ser padres y quienes mejor que Luzu y Lana, les conté todo, les dije que me quería ir de México y ellos accedieron a adoptarme, pero ya había sido suficiente, tenía que volver a mi hogar.

—Chao, Oli — acaricie el rostro del pequeño.

—Dile Adiós a Rose — dijo la mayor para su hijo.

—Arios.

—Adiós, Oli — levante la mano de Rose y me despedí.

Quacks se despidió de Lana y nos fuimos los tres al aeropuerto.

Nunca pensé que le contaría a Quackity sobre mi embarazo, de hecho, nunca estuvo en mis planes, pero Lana y Luzu me convencieron de hacerlo.

No había hablado con él por meses y la verdad es que él no se merecía esos tratos de mi parte, Alex se emocionó mucho cuando lo contacté, le dije que estaba en Barcelona, no dudo ni dos veces en tomar un avión y visitarme.

Se llevó la sorpresa de año cuando me vio con mi panza de casi siete meses.

De hecho, se quedó un casi tres semanas y en ese transcurso de días mi fuente se rompió.

Alex estuvo conmigo, sostuvo mi mano y gritaba igual que yo por la fuerza con la que le apretaba su mano, fueron casi tres horas en labor de parto, se sintieron infinitos, pero casa uno valió la pena.

Aunque Rose nació prematura, nunca hubo complicaciones en su salud, siempre fue muy sana a excepción de las alergias, al parecer por todo estornudaba, si le daba mucho frío, si tenía mucho calor, si llovía, si hacía sol, si olía lociones muy fuertes, entre otras cosas.

Nos bajamos del auto y nos quedamos en medio de los pasillos que dividían los diferentes aviones que teníamos que abordar.

—Gracias por todo Luzu — mencione para abrazarlo de costado — A ti y a Lana por acogerme en su hogar y ayudarme a criar a Rose.

—Gracias a ti por confiar en mi — mencionó el de gorra — Espero que les vaya muy bien con todo, no olvides nunca agachar la cabeza, hiciste lo mejor por ti y tu hija.

Lo mire con una sonrisa triste.

Quackity se despidió de él y por último de mí.

—Adiós Roro — Alex le dio un beso en la mejilla a la bebé — Tu tío te va a extrañar mucho, a ti también te extrañare — me abrazo y acaricio mi espalda — Eres una chica fuerte, Vio, todo va a ir bien, que te vaya bien en México.

—Que te vaya bien en Los Ángeles, pero tienes que visitarnos para el primer cumpleaños de Rose.

—Obvio, no puedo faltar al primer cumpleaños de mi chiquita — Rose soltó una pequeña risa y sonreí al ver la escena — Me llamas — ordenó.

—Sí, apenas llegue te mandare foto.

—De acuerdo.

Nos dimos un último abrazo y tomamos caminos diferentes.

Adiós España...







[...]






Semanas antes de mi llegada a México había hablado con mis padres, les pedí que no le contarán nada a Sam, pues primero quería charlar con ellos y después vería que haría con todo lo que deje atrás hace un año.

Y así fue...

Llegue y le marque a Alex, él había llegado antes que yo, así que no hubo problema alguno.

El taxi se estacionó afuera de la casa de mis padres y tome un poco de valor para salir del auto, el señor me ayudo con las maletas.

Conté hasta diez en mi cabeza para calmar mis nervios y toqué el timbre.

La cerradura sonó y esboce una sonrisa al ver a mi padre, este me miró confundido al ver a mi hija.

—Mi niña, ¿Cuándo llegaste?, y esta preciosura, ¿Quién es? — Rose descansaba sobre mi pecho.

—¿Podemos entrar primero? — pregunté.

—Claro que sí.

Papá metió las maletas y en eso vi a mi mamá acercarse.

—Vivi — corrió a abrazarme — Cariño, no puedo creerlo — se alejó y miro a Rose — ¿No me digas...?

Asentí y sentí las lágrimas en mis ojos acumularse.

—Papá, Mamá, les presento a Rose, su nieta — anuncié con la voz entre cortada.

Ambos me miraron con ternura y tristeza.

—¿Puedo? — preguntó mi padre y asentí.

Rose se levantó ante el movimiento y me miró antes de ver a los dos nuevos desconocidos.

—Hola, linda — saludo mi mamá con la voz media chillona — Eres hermosa, mira sus ojos.

—Se parece demasiado a Os... — Papá se quedó callado.

—Puedes decirlo, es su padre después de todo — hablé.

—Ahora yo quiero cargarla — pidió la mayor y sonreí.

Mis padres jugaban con Rose, estaba feliz por aquel encuentro, pero esto apenas era el comienzo.

𝙅𝙪𝙨𝙩 𝙛𝙤𝙧 𝙖 𝙢𝙤𝙢𝙚𝙣𝙩 | 𝘌𝘭 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘢𝘯𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora