11. La última vez

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Bajé del avión y prendí mi celular para seguir llamando a Osvaldo, eran las doce del día, no había comido.

Camine rápido entre la gente que me miraba de manera rara o con pena... de seguro me veía fatal, había estado llorando casi todo el vuelo y pensando en todo lo que iba a decir cuando lo viera.

Tome el primer taxi que vi, le di la dirección y le pedí que se apresurara.

—Señorita, disculpe me atrevimiento, pero ¿Se encuentra bien? — pregunto el señor viéndome por el retrovisor.

—Disculpe, he tenido un mal día — contesté y le di una sonrisa de boca cerrada.

—¿Segura que se encuentra bien?, porque no lo parece.

—Más o menos, se podría apresurar, es urgente.

—Claro, disculpe.

Al cabo de quince minutos llegue a mi casa.

El corazón me latía con fuerza, un paso adentro y sabía que desde ahí se decidía que pasaba.

Abrí la puerta con cuidado y el pequeño Tilín se acercó corriendo a mí, le acaricié la cabeza un rato.

Me levante del suelo y lo vi a la distancia parado en la escalera, bajo los últimos peldaños y su cara lucía sería.

Nunca había sentido este tipo de tensión entre nosotros, noté su nariz levemente roja, con ojeras y supuse que al igual que yo él tampoco pudo dormir.

—Yo...

Intente hablar.

—No tienes que decir nada, Violeta.

Retuve el aire en mis pulmones al escucharlo llamarme por mi nombre, él nunca lo había hecho desde que nos conocimos.

—Las cosas están claras.

—Pero Osvaldo — me acerque a él e intente tomar su mano, pero la alejó de mi — Déjame explicarte...

—¿Explicarme qué?, por eso tenías tanta urgencia en irte a Los Ángeles, ¿Cierto?

—¿Qué?, no, claro que no, yo fui por la venta del cuadro, Osvaldo, créeme por favor o al menos escucha mi versión.

Él me miró unos segundos, lo medito y se cruzó de brazos.

—Solo quiero saber por qué lo hiciste.

—Osvaldo, eso nunca paso, Alex y yo nunca nos besamos, somos mejores amigos, esas fotos son de ayer y te prometo que Alex y Lu...

—Deja de mencionarlo — pidió con tono fuerte provocando que retrocediera — Deja de decir ese nombre, estoy harto de escuchar de él.

Me tomo de los hombros.

—No me mientas, Violeta, ponte los pantalones y dime en la cara que ya no querías nada conmigo — habló mientras las lágrimas se escapaban e sus ojos, intente tomar su rostro, pero me aparto — No me toques.

—Osvaldo, ¿Cómo te hago entender que yo te amo a ti?, estoy enamorada de ti desde que tenía 17 años, eres mi primer amor...

Mi voz se quebró, él solo me daba la espalda.

—Andante antes de que el tiempo tenga más por destruir porque yo no quiero odiarte, no quiero olvidar que algún día estuviste conmigo porque yo te amo, pero no hay más que hablar y antes de que alguien salga herido es mejor que nos olvidemos de aquellas promesas que nos hicimos porque ya no se pueden rescatar.

—Osvaldo...

Murmure su nombre al escuchar sus palabras, eran como cuchillos que me atravesaban.

—No quiero, no quiero que sea la última vez — rogué con lágrimas.

𝙅𝙪𝙨𝙩 𝙛𝙤𝙧 𝙖 𝙢𝙤𝙢𝙚𝙣𝙩 | 𝘌𝘭 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘢𝘯𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora