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Extra l

Un pequeño corto para iniciar, espero les guste~

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-Efectivamente, todo esta en orden, por el tamaño podría deducir que será un precioso niño-

-Verdad que si?! Algo dentro de mi grita que será un niño-

-Jaja entonces solo quedaría pedirte que sigas cuidándote como hasta ahora y no olvides guardar reposo, estas semanas suelen ser las más difíciles-

-Oh de eso no se preocupe Chiyo, Eijiro no deja que mueva un solo musculo, es un poco agobiante pero encantador jaja- apenas terminó de hablar sintio una sutil ráfaga provocada por la manta hecha a un lado.

-Denki!-

-Hablando del Rey- sonrió antes de voltear a ver a su pareja.

-Rayito me asuste tanto cuando no te vi en casa- se acerco rápidamente a la cama donde estaba acostado el rubio -Te sientes mal? El bebé está bien?-

-Estamos bien Eiji, solo necesitaba caminar un poco y aproveche para que Chiyo viera como vamos-

El pelirrojo desvío la mirada a la anciana, pidiendo en silencio la información.

-Jeje como le iba diciendo, todo va perfecto, estas semanas deberá descansar mucho más, cuento contigo para cuidarlo- sin duda era una de las parejas más energética y cálida que había visto.

-No lo dude! Cuidare de mi familia tanto como pueda-

-Me alegra oír eso, por ahora pueden estar tranquilos-

La pareja se despidió de la médica y siguieron rumbo a la plaza del pueblo.

-Rayito por favor, no vuelvas a irte sin avisar- abrazo con cuidado a su pareja y se sentaron junto a la fuente.

-Lo siento cariño pero enserió necesitaba salir, adoro tus atenciones pero debía dejar un poco la holgazanería-

-Lo siento~ fui hostigante?-

-No nada de eso- enlazo sus dedos y lo vio con ternura -Eres un gran padre y el mejor esposo, solo necesitaba estirar un poco las piernas y tomar un poco de sol, lamento si te preocupe, avisaré la próxima vez-

Eijiro sonrió, más calmado sin duda, que mejor que recibir elogios de tu pareja afirmando que estás haciendo las cosas bien.

Se quedaron buen rato ahí simplemente disfrutando, satisfacieron un antojó al bebé, según Denki, con una manzana caramelada, después volvieron a casa ya más en sincronía y contentos,  su hijo crecía sin disturbio alguno y ellos no podían estar más impacientes por conocerlo.