Möbius [Sproier]

XXIX

La cabeza de Roier palpitaba, aún sin procesar por completo el anuncio dado por los altavoces, el ruido se había detenido de manera abrupta pero... 

El anuncio por sí solo no se entendía en absoluto.

[Se han tomado medidas ----, ante la ---- del participante por intervenir en ∆. Esperamos que esta clase de conductas no se repitan. Gracias.]

Las palabras se desconectaban entre sí, siendo solo estática lo que pasaba por los oídos de Roier mientras volvía poco a poco a sus sentidos.

— ...

Spreen no parecía estar mejor que él, con sus lentes caídos, se masajeaba las sienes con los ojos cerrados intentando apaciguar la molestia ocasionada por el pitido.

— ¿Qué fue eso...?

Gruñó por lo bajo, Roier se encogió de hombros porque él tampoco comprendía ni la mitad de cosas que estaban ocurriendo, a sabiendas de eso, solo suspiró con resignación.

— Parece que Marki ya estiró la pata, o eso fue lo que entendí.

— Hm.

Spreen frunció el ceño, con sus ojos violetas siendo enmarcados por sus mechones negros y su expresión distante, Roier se mostró disimuladamente curioso ante este descubrimiento de verlo sin lentes.

Sus pestañas largas y el color penetrante en su mirada era atrayente, como un depredador acechando a su presa.

Algo que en definitiva sonaba como Spreen.

Repentinamente, a Roier lo invadió un recuerdo de cuando salieron de la cueva, ambos vendándose temporalmente las heridas y como él había tenido un pensamiento muy similar.

En esa ocasión, Spreen le había tomado el pelo sin tomar en cuenta que podían haber muerto ahí, como una forma de aligerar el susto que habían pasado.

Roier podría hacer lo mismo ahora mismo, un chiste rancio donde ambos olvidarían este momento de azar que resultó ser algo extraño.

Podría, pero no lo hizo.

🕸️🐻

Cuando Quackity recuperó el sentido, unas ganas de vomitar lo invadieron, el dolor aún prevalecía en sus oídos y veía como Aldo y Mariana aún se recuperaban del shock.

El más alto se apoyaba débilmente en el tronco de un árbol, tanteando con su mano derecha el suelo intentando tomar sus lentes que se habían caído.

Aldo, por otro lado, solamente parpadeaba, intentando enfocar su visión y su consciencia aturdida por el pitido.

De los tres, Quackity parecía ser el único que podía levantarse.

Sus ojos se dirigieron hacia los dos individuos sentados en su picnic, pareciendo completamente ajenos de lo que había ocurrido.

Quackity los miró contemplativamente por unos segundos, apretó los labios y sin decir alguna palabra, se puso de pie.

Su cabeza protestó en consecuencia por el movimiento brusco, pero hasta este punto, ver a Spreen y a Roier a la distancia en esta situación le había hecho sentir mal.

Como si...

"¡Luzu!"

"¿Qué tal, Quacks?"

Tenía un sabor amargo en la boca.

Un recuerdo desagradable, que ahora, le había hecho enfadar.

No era algo con lo cual quisiera lidiar ahora mismo, así que solo lo enterró muy dentro de él.