Möbius [Sproier]

XXIII

1 día antes.
Casa del Team Vacío Legal.

— ¿Qué?

Quackity alzó ambas cejas desconfiando de la expresión de Rubius cuando le soltó lo último.

Recién había vuelto de las montañas y esto...

— Lo que acabas de oír. Le dije a Spreen que los acompañarás en su salida mañana.

Desde que habían caído en esta fosa de supervivencia, a Quackity no le había interesado el ayudar particularmente a su equipo, más allá de lo necesario.

No porque no quisiera, sino que se consideraba a sí mismo como alguien cobarde. Que actuaría con inteligencia para zafarse de cualquier situación de riesgo que pudiese matarlo.

No era como Missa y su miedo a los peligros de afuera, o como Rubius que tentaba constantemente sus límites y su aguante.

Solo era alguien que, mayormente prefería mantenerse a la raya.

Incluso cuando Rubius se había pasado esa regla por las nalgas y esperaba su propia respuesta.

— ¿Quién eres para decidir eso por mí, mi mamá?

Lo decía entre risas, casi como si lo estuviese obligando, pero ambos sabían que quedaba en elección del Pato si salir o no, pero que Rubius lo sugiriera en vez de ir él...

— Bueno, técnicamente te tomé bajo mi ala. Me puedes llamar "mami".

Algo pasaba.

Y Quackity frunció el ceño un poco asqueado por considerar la idea.

— Te necesito para algo, y por eso quiero que salgas con los chicos mañana.

Rubius estaba tranquilo, cercano a la torre de su Waterdrop, parecía estar maquinando algún plan desconocido que podría terminar en una catástrofe.

Para él o para los demás, dependía.

— Y no pudiste, no sé...¿preguntarme antes?

— Nunca me dices que no, así que pensé que esta vez no sería diferente.

Con un batir de pestañas y una obvia intención de manipulación, Quackity estuvo tentado a enterrarle una mina en el suelo y que perdiera una vida por payaso.

No obstante, tenía un punto. Normalmente no le rechazaba nada porque quisiese o no perjudicar al resto, siempre salía obteniendo alguna recompensa, o algún beneficio.

Con Spreen solía pasar lo mismo. Incitaba a la violencia y los arrastraba, pero eran más los beneficios y las ventajas que él conseguía meramente por acompañarlo.

Era...una forma algo cruel de sobrevivir, pero ninguno se ahogaba en la culpa, incluso Missa podía pecar de esto en algunos casos.

Se cruzó de brazos.

— ¿Y porqué quieres que los acompañe?

Rubius meditó un poco su respuesta, que dejó aún más confundido a Quackity.

— Porque quiero que tú evites que me vean. Serás la distracción.