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Quedan 248 días.

-¿Qué tal tu primer día cariño?- Preguntó mi madre en cuanto entre por la puerta.

-Bien, he quedado con mis amigos mañana ¿Puedo ir?-La mentira se deslizó demasiado rápido por mis labios en el momento en que vi que mi "Bien" no había sonado convincente.

Mi madre cambió su cara de preocupación por una sonrisa alegre.

-Claro que puedes, por ciento voy a ir a comprar un momento ¿Necesitas algo antes de que me vaya?-preguntó mirándome todavía con una sonrisa.

-Ahora que lo dices, hoy en clase nos han mandado unos deberes, pero no los entiendo, ¿Podrías ayudarme?-pregunte.

-¿De que son?

-Realmente el profesor solo nos lo ha mandado, ni lo ha explicado, no sé cómo cree que podemos hacerlo.

-No te quejes, que si no lo ha explicado es porque ya deberías saber hacerlo.-me regaño.

-En realidad… ¿Sabes qué? No importa, ¿Puedes ayudarme?-Sabía que al final acabaría teniendo ella la razón, aunque no la tuviera, porque no sabía que el profesor se había ido en mitad de la clase y por eso no lo había explicado.

-Pues no te voy a ayudar, no deberías quejarte, tu hermano hace cosas más complicadas que tú y nunca me pide ayuda, así que tú no tendrías por qué hacerlo.-Me había dicho la misma frase hace unos años, cuando mi hermano estaba en el curso que hago ahora y yo tan solo en el colegio.

-Pero… El es 6 años mayor que yo, está a punto de terminar su carrera, es normal que no te pida ayuda.-Dije intentando hacer que no pensara que le estaba contestando y que solamente le estaba explicando.

-Eso no tiene nada que ver y ya te he dicho que no me contestes.-Supe en ese mismo momento que quería pegarme porque creía que le había faltado el respeto.-Me voy, porque si me quedo voy a hacer algo que no quiero.-Dicho esto agarró su bolso y salió de casa pegando un portazo.

Cogí mi mochila la cual había dejado en el suelo y subí a mi habitación, me cambié y automáticamente me acosté en la cama, no bajé a cenar, no porque no quisiera ver a mi madre, la verdad es que no tenía hambre.

Al siguiente día en cuanto entré y empecé a caminar por el pasillo sabía que algo iba mal, si el día anterior la gente me miraba triste, hoy mágicamente volvían a mirarme con asco, me acerqué a mi taquilla, había un grupo de chicas justo al lado que en cuanto me vieron acercarse cerraron su taquilla y se fueron, estaba recogiendo los libros de la primera clase que me tocaba cuando un comentario me hizo girarme.

-Si quieres algún producto contra los piojos, mi madre es farmacéutica.-Dijo un chico mientras me miraba y se reía con sus amigos.

-¿De qué hablas?

-Amanda ya nos ha confesado que escucho como le decías a tus amigos que sí sabían de un producto contra ellos.-Dicho esto volvió a reír y se fue junto con sus amigos.

La verdad no me sorprende, y si todavía dudáis porque no habéis prestado atención a mi vida, no, no tengo piojos, solo por el hecho de que no tengo amigos, así que es imposible que ella me viera confesando esa mentira.

Comencé a caminar por los pasillos hasta que vi a quién estaba buscando.

-¿Por qué has hecho esto?-pregunté en cuanto llegue a su lado.

-Veo que los rumores corren rápido.-Contestó Amanda con una sonrisa.

-¿Por qué has dicho eso? Sabes que no tengo piojos.- volví a preguntar.

-Seamos sinceras Brooke, ¿A quién van a creer antes? ¿A ti o a mí?, Se que no los tienes, pero eso no me importa, si yo le digo a la gente que los tienes todos van a decirlo y eso es lo único importante aquí.-Explico mientras cerraba su taquilla.- Ahora voy a ignorar esta conversación y voy a irme, porque no quiero que me contagies los piojos.

El día pasó con normalidad y con normalidad, me refiero a que las miradas no pararon, y que la gente siguió apartándose de mí como si tuviera la peste, al salir me fui directamente a casa y lo primero que me dijo mi madre cuando llegué fue que se tenía que ir a una reunión porque el centro educativo había mandado un mensaje a todos los padres informado que tenían que dar un comunicado.

Cuando mi madre llegó a casa me di cuenta de que había pasado por la farmacia, y que había comprado un producto para los piojos, resulta que el rumor se había propagado tanto que había llegado los profesores, los cuales tenían miedo de que hubiera una plaga, así que en medio de la reunión le comunicaron a mi madre que tenía que convencerme de tratar "mis piojos".

Ya que según la madre de Amanda, ella le había dicho que me había recomendado un producto, pero que yo me había negado a utilizarlo.

-Pues no tienes nada.- Dijo una vez después de inspeccionar mi cabeza por cuarta vez.

-Ya te lo he dicho, se lo ha inventado porque me odia.-Volví a repetirlo, aunque ya se lo había dicho antes

-Esas son acusaciones muy fuertes, Brooke, simplemente se habrá equivocado, todos nos podemos equivocar, ahora será mejor que te vayas a dormir, es muy tarde.-Dijo mientras recogía todo y se perdía por la puerta de la cocina.

Simplemente, le hice caso y subí a mi habitación, ni siquiera había cenado, me miré en el espejo y justo en ese momento mi barriga rugió, pensé en bajar y coger algo de comida, pero después de mirarme otra vez
en el espejo decidí que mejor no, no me hacía falta comer.







Esta historia va a publicarse completa en un solo día.
Así que este mensaje se va a repetir en cada capítulo.

⚠️No olvidéis votar y leer los agradecimientos⚠️(Yo me los suelo saltar pero por esta vez es importante que una vez acabada la historia lo leáis.)

Disfrutad la lectura.🤍

255 días antes de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora