20- Almohadas

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Tetas.

Grandes, suaves y cómodas tetas.

Si alguien le preguntase si se sentía el hombre más afortunado del universo en ese preciso momento, Shanks diría que sí. Pues él tenía su cabeza en los pechos de su joven amada, y aquello era equivalente a estar en el paraíso.

Eran tan blandas y frescas, se sentían cómo almohadas.

Probablemente se convertiría en su siguiente adicción. Descansar y usar las tetas de su pareja cómo almohadas.

Se acomodó un poco, tratando de no molestar mucho a la fémina, quién jugaba tranquilamente con sus cabellos rojizos. Mientras el admiraba de su suave piel.

Ella llevaba puesto una camisa sin mangas, la cual estaba arrugada un poco y dejaba expuesto su abdomen.

Y ahí pudo apreciar la cicatriz de su mujer, era cómo una línea horizontal, arriba de su ombligo. Shanks fue dejando delicados besos alrededor de la cicatriz.

--Shanks...-- Le escuchó decir, con un poco de vergüenza y timidez. Sabía que la joven se sentía algo insegura de su cicatriz.

Él no respondió con palabras, continuó su camino de besos por todo su abdomen, acompañados de suaves caricias. Sabía que la respiración de la peli-(c/c) estaba agitandose poco a poco, le estaba poniendo nerviosa y aquello le gustaba.

--Quiero sentirte... Necesito sentirte...-- Dijo contra su piel, ella se estremecía por su cálido aliento chocando su cuerpo. --Te necesito.

(T/N) se acomodó y se deshizo de su camisa, dejando sus pechos al aire.

Hacer el amor con Shanks era cómo conocer su cuerpo por primera vez, se sentía virgen cuando se desnudaba, cómo si fuera su primera vez. Estaba nerviosa y emocionada al mismo tiempo, el calor de sus cuerpos aumentaba la temperatura de la habitación.

--Yo también te necesito...

Era la señal de que ella también quería. Dejaba pequeños besos por su abdomen, subiendo hacia sus pechos y jugó con ellos por un rato, pasando su lengua para torturarle. Ella arqueaba su espalda, tratando de no hacer demasiado ruido.

Succionó sus pezones, mientras sus manos bajaban hasta sus partes prohibidas, los nervios regresaron una vez más. El pelirrojo sonrió al sentir la humedad de la intimidad de su amada, con lentitud fue introduciendo dos de sus dedos.

La fémina se mordió el labio inferior, enredando sus dedos en los mechones rojizos del varón. Sus paredes vaginales apretaban de forma deliciosa al pelirrojo, quien notaba cómo su miembro estaba más y más emocionada, pues su imaginación le traicionaba.

Pensaba en cómo la intimidad de la joven le podía apretar su pene, succionandolo.

Él alzó su mirada en busca de los labios ajenos para juntarse en un apasionado beso, sus lenguas jugaban entre sí y ella posaba su mano en la nuca del hombre para profundizar el gesto.

Shanks notó la respiración agitada de la mujer, su rostro estaba completamente rojo, sus gemidos estaban aumentando, arqueaba su espalda y su cuerpo estaba sudoroso. Estaba cerca de su climax.

Su pulgar estimulaba su clítoris, sus dedos entraban y salían de su interior. Sus piernas temblaban y ella clavaba sus uñas en la espalda del hombre.

Había llegado a su límite. Sacó sus dedos de su intimidad, viendo cómo estos se encontraban mojados de sus fluidos. No dudó en lamerlos mientras veía directamente a los ojos de su chica.

Aunque todavía no terminaban.

Shanks abrió unos de los cajones de la mesita de noche, sacando un condón para colocarlo en su miembro erecto.

--¿Quieres ir arriba o estás muy cansada?-- Le preguntó el pelirrojo, usando un tono bromista.

Le gustaba molestarle de esa forma, ya que sabía que (T/N) era una persona muy orgullosa, también le gustaba mucho dominar.

Y claro, Shanks se dejaba ya que le excitaba ser dominado por esa mujer.

No hacia falta una respuesta, ella empujó al pelirrojo para que éste se sentase y ella se pusiese encima de él.

Mientras ella introducía el pene del hombre en su intimidad, sentía cómo las suaves manos de su amado acariciaban sus caderas y cintura, también acercaba su rostro a sus pechos para dejar ligeros besos sobre éstos. 

Sus paredes le daban una acogedora bienvenida al miembro de Shanks, quien trataba de no gemir, aunque era una misión imposible. Frente a él se encontraba una diosa, apretando su tronco de manera deliciosa, le volvía loco.

Comenzó a mover sus caderas, sintiendo cómo sus cuerpos se llenaban de placer. Ella buscó los labios del varón quien tomó su rostro y juntó sus bocas.

Las manos del hombre se posaron en los glúteos de la peli-(c/c), manoseandole sin vergüenza alguna. Mientras ella seguía moviendo sus caderas, aumentando la velocidad, llevó sus labios al cuello del mayor.

Succionó su piel, escuchando un quejido por parte del varón. Al separarse sonrió al notar el visible chupetón que le había dejado.

Continuó dejando marcas en su cuello y algunas en su pecho. Le encantaba verle de esa forma, él era como su lienzo y ella pintaba y creaba su arte en él.

Shanks le veía como un cachorro. Tan sumiso, tan hermoso.

Estaban cerca de su límite, (T/N) apenas podía respirar. Escuchaba cómo el pelirrojo gemía su nombre y ella besaba sus labios con necesidad.

Hasta que él dejó salir sus fluidos de la punta de su pene, los líquidos fueron atrapados en el condón mientras la joven trataba de calmar su agitada respiración, su corazón latía con rapidez y sus piernas temblaban.

Él se levantó para tirar el preservativo usado al basurero, para luego regresar con su amada.

--¿Estás bien?-- Habló ella, mientras se acomodaba en el pecho del hombre.

--Sí, ¿tú estás bien?-- Asintió. --¿Quieres algo para tomar?

--No. Quiero estar contigo.

Rodeó el cálido cuerpo del pelirrojo con sus brazos. Escuchó cómo él reía, disfrutó de su tierna risa. Esa sensación extraña estaba nuevamente en su pecho.

Pero ya no era extraña. Se acostumbraba a sentirse así cuando estaba con Shanks. Confiaba en él, estaba cómoda con él. Era de las mejores cosas en el mundo. Se sentía afotrunada, suertuda de tener a alguien cómo Shanks a su lado.

Y no quería dejarle.

CONTINUARÁ...


(Nos estamos acercando al final de ésta serie y la de "Bajo La Luna")

Antes De Ti (Shanks x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora