3- El sargento

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—¿Cómo estás? —me dijo Annie cuando por fin estábamos tranquilas, me había llevado a comisaria y estábamos sentadas en una sala privada tomando un café, según ella necesitaba calmarme.

—Ya te he dicho que bien, solo estoy cabreada, me tomo por una estúpida.

—Bueno, la mejor manera de causar caos es esa, si te dejas llevar por la ira no harás tu trabajo bien y eso facilitará las cosas para él.

—¿Crees que serán muchos?

—¿Qué si tiene muchos amigos? No lo creo, me imaginaba que no trabajaba solo, es demasiado para una sola persona, pero no creo que sean un gran grupo, si acaso diez personas.

—Diez son bastantes.

—Bueno, la gente ya está trabajando en ello, intentando encontrar pistas, hay un equipo en el bar, están buscando huellas o algo que nos pueda llevar al gótico o a su compañero.

—¿Encontraron el cristal que faltaba?

—No.

—¿Quiénes fueron a buscar?

—Primero fue el sargento Davis a junto a dos oficiales más por si había alguien escondido por allí y que no fuera peligroso, después de eso mandamos a un equipo de investigación, nada más.

—Estoy segura de que tiene que estar por algún lado.

—Ahora no pienses en eso, relájate y salte un poco del caso, te informaré si encuentran algo.

—¿Dónde está Mike?

—Está patrullando con otros dos compañeros, más tarde volverá.

—¿Y por qué nosotros estamos aquí? ¿No deberíamos patrullar con él? No lo entiendo.

—El sargento Brook dijo que tenías que quedarte aquí y que te vigilara.

—¿Por qué me tendrías que vigilar? No soy una niña pequeña.

—Porque ambos estamos de acuerdo sobre que te intentarías escapar, dijo que en un rato llegaría y te diría que necesita, parece que te quiere solo a ti y a nadie más.

—No me parece justo.

—La vida no es justa, ¿Quieres otro café? —dijo cogiendo la taza de mis manos y sonriéndome.

—Sí, gracias.

Annie salió de la habitación y yo suspiré, ¿Quiénes se creían para encerrarme porque sí? Estaba perfectamente para volver a patrullar, no entendía por qué si me tenían en tan alta estima me aislaban de un caso por una simple tontería, me levante de la silla y fui hacia la puerta, me asome al pasillo y viendo que no había nadie salí e intentando no hacer ruido me acerque a las escaleras, baje las mismas aparentando normalidad y con rapidez me acerque a la puerta de salida, estaba muy cerca de salir y poder acercarme de nuevo al bar, mire hacia atrás antes de salir y entonces sin girarme de nuevo abrí la puerta y cuando pensé que me había salido con la mía choque con alguien y me caí hacia atrás haciéndome daño en la espalda.

—Lo siento —me disculpe sin levantar la vista mientras intentaba levantarme para salir con rapidez.

—¿A dónde vas?

—Mierda —dije en un susurro girándome para ver al sargento Brook frente a mirándome muy serio —Solo quería que me diera el aire.

—¿De verdad? —dijo sin creerme —Vamos, entra de nuevo, necesito hablar contigo.

Entre sin rechistar y le seguí hasta su despacho, en la puerta estaba Annie que parecía estar esperándonos, me miro imaginándome que había pasado y reprimió una risa.

Los cimientos de la avariciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora