8 -El anillo de la luna

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—¿Estás bien? —pregunto ella rompiendo el silencio que se había instaurado en el coche desde que habíamos salido.

—Sí, cansada y un poco abrumada —conteste intentando mantenerme segura —Pero bien.

—Sería lógico que estuvieras en tu límite, ha sido demasiado en un solo día, solo eres una novata al fin y al cabo.

—Lo sé, pero estoy bien, de verdad, me siento feliz de poder ayudar y más viendo todo lo que está ocurriendo.

—¿Te fías de él?

—¿De quién?

—De todos, Mike lo quito de la ecuación porque es un novato, pero Blake no sé, me da mala espina que este tan interesado en ti y Nate, no lo sé, no me ha gustado nada su reacción al video, le he visto demasiado del otro lado, ha dudado.

—Tenemos que confiar los unos en los otros —dije yo sonriéndole —Si no todo será más caos aún.

—Lo sé, solo intento ser precavida, ten un ojo puesto en Blake, ¿De acuerdo?

—Vale, intentaré saber que le interesa tanto de mí.

Unos minutos más tarde lleguemos a su casa, posó del coche y antes de irse se giró para decirme algo más.

—Si pasa cualquier cosa, un movimiento raro, un comportamiento raro, llámame, estaré atenta.

—Si, no lo dudes Annie, te mantengo informada.

—Pásalo bien entonces —sonrió dándose la vuelta y entrando a su casa, yo puse el coche de nuevo en marcha y conduje en la soledad de la noche camino al mirador, no estaba lejos y menos mal porque eran casi las cinco y en un rato amanecería.

El mirador era un sitio al sur de mi distrito, desde él se podía ver gran parte del distrito Lupo y también el de Kiba, hasta en los días que hacía mucho sol y no había niebla o nubes se podía ver la sede del gobierno a lo lejos, era un sitio bastante bonito, a decir verdad.

Subí la pequeña montaña con el coche y aparque al lado del mirador, antes de salir comprobé que el arma estuviese cargada por si acaso y entonces cerré el coche y avance hacia el mirador, era un pequeño espacio abierto con una valla de madera y dos bancos, también había un telescopio para observar la ciudad, no había nadie así que me apoye sobre la valla mientras observaba todo lo que podía, hacia un gran día, pero pese a eso no había nada bonito que ver, era un asco todo, aunque realmente esperaba que cambiara pronto, sabía que lo haría.

—Eh, has llegado pronto —saludo Blake acercándose por detrás de mí y apoyándose en la valla junto a mí.

—Lo que he tardado en venir, gracias por lo de antes.

—No hay de que, colaros no fue tan complicado —contesto sacando un cigarro y comenzando a fumar.

—¿Fumas?

—Solo a veces, cuando estoy nervioso.

—También gracias por lo de tu hermana, la hiciste salir muy rápido, ¿Cómo lo hiciste? —pregunte mirándolo con curiosidad.

—Le dije que una de nuestras casas estaba ardiendo.

—¿Y se lo creyó?

—Totalmente.

—¿Cómo?

—Pues queme la casa —contesto riéndose —No es tan loco como piensas, fue un incendio controlado y unos momentos antes de que llegara, solo me vio apagar unas llamas de una pared de madera y unos cuantos tablones ardieron, pero nada grave.

Los cimientos de la avariciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora