MOMENTO PARA PONER SU ÚLTIMO "YA LLEGUÉ" EN ESTA HISTORIA:
NO OLVIDEN DEJAR MUCHOS COMENTARIOS QUE YA ES EL FINAL, AAAAH.
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"Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes"
Juan 15:18 – 19
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Canaán
A mi alrededor, todo está envuelto en llamas.
El cielo es de un lúgubre tono rojizo, y escucho truenos que, solo por unos segundos, fragmentan todas esas voces que corean en graves tonos horrorizados que quieren escapar, ser libres... Dejar de sufrir.
Mi cabeza duele con escucharlos, pero soy incapaz de moverme para alejarme del ruido; mis extremidades no reaccionan. Mis pies permanecen quietos en el suelo, y aunque intento enviar algún impulso en mi mente para lograr moverme, algo dentro de mí lo bloquea, y durante un largo instante, soy capaz de comprender por qué esas voces gritan desesperadas.
Aun así, me siento confundido y asqueado; el lugar es nauseabundo, insoportable, dantesco... He soñado con lugares horribles desde que tengo seis años, pero este lugar supera mis ensoñaciones, y al mismo tiempo me parece muy familiar; siento que he estado ahí, que he visto ese lugar. Incluso el aire pesado y las corrientes calientes de viento que acarician mi piel, se sienten conocidas.
Cuando logro dar un paso al frente, los gritos cesan súbitamente, como si hubiese tocado un interruptor, pero el lugar no cambia, y estando en silencio me parece todavía más inquietante.
Mis primeros pasos son dudosos. Observo a mi alrededor buscando algo, lo que sea, pero a cualquier parte a la que miro solo hay fuego y comienzo a sentirme sofocado. Pese a eso, esta sensación de familiaridad no desaparece, solo se acrecienta con cada paso que doy. Quiero alejarme del fuego. Quiero dejar de respirar este aire contaminado. Eso es lo que me repito mientras mis pies se alejan, pero el fuego no se va. Sigue detrás de mí, y en cada esfuerzo que hago por evitarlo, las llamas solo crecen.
Intento correr, sin embargo, mis pasos siguen siendo lentos, firmes. Mi mente envía señales de alerta ante las que mi cuerpo no responde. Y entonces, cuando me detengo para comprobar qué tan cerca estoy del peligro, me doy cuenta de que yo soy quien está provocando el fuego.
Mi confusión aumenta y se entremezcla con un fuerte sentimiento de culpa. Yo no quise hacer eso. Ni siquiera sé cómo demonios...
—Canaán — alguien pronuncia mi nombre a la distancia.
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Hidromiel. ✔
FantasyLuzbel sabía, entre muchas otras cosas, que tenía terminantemente prohibido enamorarse de un mortal. No era una penitencia que él mismo se hubiera puesto y, ciertamente, tampoco era algo que le importara porque aborrecía a la especie humana en cualq...