Un día más

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Me despierto sin ganas, pensando en lo difícil que será el día de hoy en la misma oficina y con las mismas personas. ¡Qué fastidio! Soportar el carácter de la gente malhumorada es muy difícil, pero lo intento porque necesito el empleo.
Mientras desayuno pienso en todas las tareas que debo realizar al arribar a esa oficina detestable aguantando los caprichos de la jefa que inventa actividades para quedarme después de hora. Cada día tiene una nueva petición que debe ser cumplida con rapidez, situación que me estresa sobremanera.
Después de un largo recorrido en bus, llego al edificio, saludo a mis compañeros de trabajo e inicio mí jornada respondiendo mails.

Las horas pasan y el aburrimiento se apodera de mí concentración. Salgo a caminar por el pasillo, a tomar sol, hablar por teléfono o simplemente descansar y juntar fuerzas para seguir trabajando hasta llegar al horario de cierre.
Retomo mis tareas. Es un día más cumpliendo funciones administrativas en el recinto del primer piso junto a dos compañeros que me aturden con tanto ruido procedente de la radio o de sus conversaciones vacias.

En el segundo piso, está la otra mitad del grupo. Tengo pocas ganas de subir, a veces lo hago por obligación y porque debo responder al llamado grupal.
Todo iba bien, la jornada transcurría de la manera más normal. De pronto llegó un mensaje para asistir a un junta en la que se iba a organizar el evento de la próxima semana. Dude en subir.
En realidad, no tenía ganas de hacerlo porque me encontraría con una persona cuya presencia emana una energía negativa que invade todo el ambiente.

No soy la única que percibe esa sensación. Mis compañeros comentan sobre ella y su mala vibra, nadie quiere compartir el turno. Se dividen en parejas y soy la que recibe la asignación junto a Freen. Su rostro es inexpresivo así que no puedo detectar si le cae bien o no la idea de estar conmigo toda una tarde.

Soy yo la que no tiene ni un poquito de ganas de soportarla cuatro horas porque con solo verla, quiero huir. Cuando estoy a su lado siento una sensación extraña, siento que su presencia me consume la poca energía que tengo y me hace sobrevivir a ese infierno.

Al finalizar el horario de trabajo, regresé a casa pensando una excusa para cambiar el turno.

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