Un abrazo

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El director general entró enojado con cliente por reclamar la falta de atención a su solicitud. Llevaba esperando tres meses, presentó una queja en contra de la empresa lo que causó un gran revuelo.  Se escucharon los gritos y uno de ellos fue dirigido hacia mí. Me hicieron responsable de los hechos y me obligaron a conceder una respuesta formal y legal. No pude hacerlo de inmediato, tuve que estudiar el caso toda la mañana y tratar de resolver el problema.

Luego del grito, mí ánimo cambió, me sentí muy mal y no quería conversar con Freen. Al finalizar el horario, subí al transporte público en dirección a la empresa contrincante. La cita era a las 14:00hs, activé la ubicación para evitar llegar tarde a la sucursal.

Lamentablemente, por distraida, el ómnibus dobló varias cuadras antes y me perdí. No sabía retornar a sucursal porque descendí nueve cuadras después, ni el GPS me ayudó. Mientras caminaba, todo alrededor era desconocido. Vi a Freen en línea y le envié un audio contándole la anécdota tragicómica y lo mal que me sentía por el acontecimiento ocurrido en la mañana.

Su respuesta fue instantánea.

F: Tu horario de trabajo ya terminó, concéntrate en tus actividades. Hoy vi que te trataron mal. También me sentí mal por ti, nadie se merece los gritos.

B: Estoy caminando, todavía no encuentro el lugar.

F: Activa en GPS y vas a llegar.

B: Estoy estresada, no puedo dejar de pensar en lo ocurrido.

F: Relájate.

B: Necesito vacaciones. Ahora entiendo porque eres así, tan dura, sin sentimientos.

F: No digas eso. Tengo sentimientos. Llego a mi casa agotada y trato de olvidarme. Me concentro en mis actividades personales. Quiero tener una empresa de tecnología, una gran empresa con una marca reconocida. Por ese motivo, me esfuerzo.

B: Wou! ¿Por qué sigues soportando al director? Es un estúpido.

F: Lo detesto. Lo odio, me desagrada. Continuo porque es un buen antecedente en mi hoja de vida.

B: Le das la razón.

F: Me importa muy poco lo que hagan. Pronto voy a ser libre. Igual no dejo de odiarlo.

B: Eres cruel.

F: ...

B: Me agradas.

F: ...

B: Estoy triste.

F: ¡Ánimo! Mañana será mejor.

B: Necesito vacaciones ja,ja,ja ¡Urgente!

F: No haces nada y querés vacaciones.

B: ¡Que mala!

F: ...

B: Todos los días me lo dices y ves que estoy agotada.

F: Es una broma.

B: No parece ser broma, duele.

F: Solo es sinceridad. Digo lo que veo.

B: Soy una persona que dice lo que piensa y siente con sinceridad pero intento ser sutil.

F: Bueno, no es para tanto. Si querés mañana te doy un abrazo.

B: No, eso no.

F: ¿Por qué no?

B: Porque no quiero.

F: Empezamos con la histeria. ¿Por qué te dejas abrazar con los demás y no conmigo?

B: No hablemos de eso.

F: Mañana te voy a dar un gran abrazo.

B: No, mejor lo dejemos así.

F: ¿No te gustan los abrazos?

B: Dijiste que no somos amigas. Me iré a descansar.

Me acosté pensando en el comportamiento de Freen. ¿Por qué me habla de ese modo? Me hace sentir mal y a la vez, se muestra tan paciente al hablar conmigo.

Como cada mañana, emprendí mí recorrido a la empresa. Cuando ingresé al hall principal, Freen se encontraba hablando con el director. ¡Que raro! Ayer se odiaron.

- ¡Buenos días! Exclamé

- Buenos días. Que suerte que contamos con su presencia.

- Lo lamento, me retrasé.

- Que no vuelva a pasar.

- Lo prometo.

Cuando el director salió del recinto, escuché a Freen.

- ¿Y mí abrazo?

- ¿Qué abrazo?

- El que me prometiste ayer.

- Yo no te prometí nada.

- Te dije que hoy me tenías que dar un abrazo.

- No es tu cumpleaños ¿O sí?

- Te asusta.

Continué con mí tarea. En el transcurso de la mañana, sentí incomodidad como si alguien me estuviera viendo. Levanté la cabeza y vi a Freen, me estaba mirando y sonreía. En ese momento, me sonroje. Creo que fue una acción impensada, solo me reí y agaché la cabeza. ¿Freen estaría pensando en mí? No lo entiendo.

Freen Is Daddy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora